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Conversaciones filtradas de Joselit Ramírez, Samark López y otros implicados revelan cómo fueron canalizados parte de los fondos de la trama Pdvsa-Cripto


Por Eloisa Suárez

Tras los audios dados a conocer en rueda de prensa por el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, que incluyen las conversaciones clandestinas de Samark López con líderes opositores, un nuevo ventilador de revelaciones se ha abierto. Ahora, notas de voz inéditas circulan en manos disidentes, desvelando los hilos de la trama que envolvía al exministro Tareck El Aissami.

Estas grabaciones, auténticos murmullos de una realidad oculta, revelan las conversaciones encriptadas entre Joselit Ramírez Camacho, entonces Superintendente de Criptoactivos y hombre de confianza de El Aissami, además de allegados al círculo próximo El Aissami. En aquellos días, El Aissami ostentaba el codiciado cargo de ministro de Petróleo, una posición estratégica desde la cual orquestaba una vasta red de influencias.


Joselit Ramírez

Tras su renuncia como ministro de Petróleo en marzo de 2023, debido al estallido del escándalo Pdvsa-Cripto, El Aissami fue detenido el 9 de abril de 2024, junto a Samark López y Simón Zerpa, exministro de Finanzas. Todos ellos, piezas clave en la conspiración que ahora se devela a través de estas conversaciones encriptadas.


Tareck El Aissami, Joselit Ramírez

Las notas de voz revelan algunos detalles del caso Pdvsa-Cripto, la trama en la que intermediarios vendían crudo de la sancionada estatal petrolera, a través de criptomonedas, pero sin reintegrar los fondos obtenidos. Un entramado que encontró su génesis en las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a Pdvsa, en un intento por presionar un cambio de Gobierno en Venezuela y la salida de Maduro.

En las notas de voz queda patente que Ramírez y sus colaboradores manifestaban una inquebrantable lealtad y obediencia a Tareck El Aissami, a quien reconocían como su líder y de quien recibían órdenes. Asimismo, en los audios se corrobora que El Aissami ha sufrido y sigue sufriendo de una grave enfermedad, concretamente un cáncer, lo que en determinados momentos le impidió desempeñar con normalidad sus funciones como ministro.

Estas voces fantasmales pintan un retrato de una red de complicidades que se aprovechaba del poder y el posicionamiento de El Aissami dentro de la estructura de Gobierno. Un exministro que había escalado las cumbres del poder, sirviendo tanto a Hugo Chávez como a su sucesor Nicolás Maduro, llegando incluso a ostentar el cargo de vicepresidente de Venezuela en un momento determinado.


Tareck El Aissami (izq.), Joselit Ramírez (der.)

Las notas de voz revelan los nombres y roles de estos actores clave, militares, civiles, empresarios, banqueros, todos ellos engranajes de una maquinaria bien aceitada que aprovechaba su cercanía al poder para tejer sus propios negocios.

El rol de intermediarios como De Grazia y Arosio en el lavado de criptomonedas

En el corazón de esta trama de corrupción y conspiración, dos figuras destacan como piezas clave a nivel financiero: Carmelo De Grazia y Bernardo Arosio. Estos intermediarios jugaron un papel fundamental en el lavado y conversión de las criptomonedas obtenidas a través de la venta ilícita del crudo venezolano.


Carmelo De Grazia

De Grazia, presidente de la junta directiva del banco venezolano Bancamiga, y Arosio, un empresario próximo a El Aissami que había incursionado en el mundo de la construcción, formaban parte del engranaje que movía y transformaba los bitcoins y otras criptomonedas como el Tether (USDT), una divisa digital estable cuyo valor se mantiene cercano al dólar estadounidense. Estas criptomonedas eran el fruto de las transacciones encubiertas realizadas por los intermediarios involucrados en la trama Pdvsa-Cripto, caso por el que Carmelo De Grazia y sus hermanos Daniel y Levin De Grazia, fueron arrestados en Venezuela el pasado 19 de abril.

A través de una red de bancos en diversas jurisdicciones y casas de cambio estratégicamente situadas, De Grazia y Arosio orquestaban un elaborado sistema de conversión. Las criptomonedas se transformaban en dinero fiduciario, incluso en efectivo que fluía hacia Caracas, la capital venezolana. En ocasiones, las operaciones involucraban cambios entre diferentes monedas fiduciarias, creando una telaraña financiera diseñada para hacer posible las transacciones y ocultar el rastro del dinero mal habido.

Los contratos que justificaban la extracción de estos fondos de Pdvsa, así como las operaciones en criptomonedas, se realizaban bajo el manto de la noche, en las horas más oscuras de la madrugada. Tan eficiente era esta maquinaria que, en un lapso de tan solo 48 horas, el dinero en efectivo ya se encontraba en manos de los involucrados en Caracas, listo para ser distribuido y disfrutado.

De Grazia y Arosio habían construido una estructura de cambio de divisas con tentáculos que se extendían hasta Dubái y China, aprovechando las ventajas regulatorias y la fluidez financiera de estas jurisdicciones. En Dubái, el corazón de esta operación latía con fuerza, convirtiendo bitcoins en dirhams emiratíes en cuestión de horas. En China, otra rama de esta red hacía lo propio, transformando las criptomonedas en yuanes.

Dubái, esta joya resplandeciente en el desierto árabe, se ha convertido en un imán para aquellos que buscan aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología blockchain. Las autoridades emiratíes han dado luz verde a la operación de casas de cambio de criptomonedas, convirtiendo a la ciudad en un centro financiero de vanguardia para estas transacciones. Además, Dubái es reconocida como un núcleo global para el cambio de divisas, con numerosas casas de cambio que ofrecen tarifas competitivas y un entorno regulatorio favorable.

En este oasis de innovación financiera, no existen prohibiciones contra los criptoactivos. Los ciudadanos de los Emiratos Árabes Unidos pueden poseer, depositar e intercambiar criptomonedas sin obstáculos legales. Varios brokers de criptomonedas operan allí bajo la supervisión de la Autoridad Reguladora de Servicios Financieros de los EAU (FSRA), brindando una fachada de legitimidad a estas transacciones.

Mientras tanto, en el gigante asiático de China, otra pieza del rompecabezas se alineaba para facilitar el lavado de activos. Las redes involucradas en la trama Pdvsa-Cripto aprovechaban las oportunidades que ofrecía este mercado en constante ebullición. A través de canales encubiertos, las criptomonedas se transformaban en yuanes, la moneda oficial china, permitiendo que los fondos se integraran al sistema financiero de una de las economías más grandes del mundo.

Esta simbiosis entre Dubái y China creó un circuito perfecto para el lavado de activos. En cuestión de horas, los bitcoins y otras criptomonedas obtenidas de las transacciones ilegales con el crudo venezolano se convertían en dirhams emiratíes o yuanes chinos, listas para ser integradas al sistema financiero global a través de de intermediarios y empresas fachada.

Estrategia para evadir controles con participación de empresas aliadas de Pdvsa

Las conversaciones filtradas revelan cómo Joselit Ramírez, el entonces Superintendente de Criptoactivos, utilizaba a Carmelo De Grazia como un conducto para cambiar los dólares pertenecientes a empresas aliadas de Pdvsa, como Zad Fuel DMCC, Saud Construction o Malak Al Reen. Estos fondos, depositados en bancos internacionales o en instituciones chinas como el Zhejiang Mintai Comercial Bank, eran canalizados a través de De Grazia para ser convertidos en dinero fiduciario o criptoactivos, en un complejo sistema de lavado de activos.


Joselit Ramírez

La investigación ha desentrañado pruebas contundentes de estas operaciones, como comprobantes de transferencias recibidas en euros desde el Compas Bank and Trust en Dominica, con referencias a empresas como Malak Al Reen y Saud Construction. Estos fondos eran canalizados hacia bancos en el Reino Unido, como Lloyds Bank PLC, y casas británicas de cambio de divisas como SGM Foreign Exchange LTD, creando una compleja red de movimientos financieros diseñada para ocultar el origen ilícito del dinero.


Pero la estrategia no se detenía ahí. En otra conversación reveladora, el empresario Bernardo Arosio, uno de los intermediarios clave, solicitaba información estratégica y de Estado a Ramírez, aprovechando su posición como asistente personal del exministro Tareck El Aissami. Esta información involucraba detalles sobre el zarpe de un barco asignado al empresario Alejandro Arrollo, parte del pago de una deuda que Pdvsa mantenía con él. El interés de Arosio en esta operación radicaba en la venta del producto transportado, por la cual esperaba recibir 15 millones de dólares.

Conversaciones reveladoras


En una serie de comunicaciones a través de aplicaciones poco convencionales en Venezuela, como WeChat y Botim, se evidenciaron tratos sospechosos en torno al comercio de hidrocarburos y el manejo de criptomonedas. Las conversaciones, plasmadas en notas de voz y mensajes, pintaban un panorama turbio donde operaba la red dedicada al manejo irregular de estos activos.


WeChat, una aplicación multipropósito de origen chino, se convirtió en un medio de comunicación predilecto para los involucrados en esta red de corrupción. Sus funciones de mensajería, llamadas y sistema de pago online ofrecían un entorno ideal para el intercambio de información sensible y la coordinación de transacciones irregulares.


Samark José López Bello

En una de las grabaciones, el empresario Samark José López Bello le comentaba al Superintendente de Criptoactivos, Joselit Ramírez: "Mi querido, buenos días. Bueno, anoche el hombre me llamó, hablamos como media hora. El estrés era porque hay una reparación qué hacer, como te dije, en Oriente. Y bueno, tenemos una vaina ahí que enlazamos con un poco de gente. La verdad que estaba más relajado. Pues yo también; cuando se bajó del avión hablamos y dije, ve que esto está como arrecho. Mira, necesito por favor saber en cuánto darían un recap de fuel oil, pero poquito, como 70 mil barriles. Por favor".


Tareck El Aissami y Joselit Ramírez

En ese diálogo, Ramírez le ofrecía a López Bello la compra de fuel oil, propuesta que el empresario aceptaba. Asimismo, conversaban sobre un barco con 22 mil toneladas de otro producto, valorado en 8 millones 932 mil dólares, a 406 dólares por tonelada, para su venta en Brasil. La transacción debía ser cancelada en Venezuela mediante transferencia o efectivo una vez que la embarcación arribara a territorio brasileño.

Otra pieza clave del rompecabezas era Rajiv Alberto Mosqueda, Intendente de Minería Digital en la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip), donde Ramírez fungía como superintendente. En un intercambio entre ambos, Ramírez señalaba: "Hay que poner a un tercero a hacer ese tipo de cosas con la Petroapp", en referencia a involucrar a un intermediario en operaciones presuntamente irregulares.

Además de Ramírez y Mosqueda, el exintendente Renny Gerardo Barrientos, adscrito a la Intendencia de Minería Digital, también formaba parte de las operaciones sospechosas que causaron cuantiosas pérdidas millonarias a Venezuela.


Joselit Ramírez

En otro mensaje críptico, se abordaba el tema de una supuesta granja de minería de criptomonedas: "Ok hermano perfecto. Me han informado que están minando en la sede de Colegios de Ingenieros". Asimismo, se advertía a Ramírez sobre una fecha específica: "pendiente con las cámaras y los teléfonos el día 13".

La trama involucraba además al coronel Antonio José Pérez Suárez, entonces vicepresidente de Comercio y Suministro de Pdvsa, con quien Ramírez mantenía una conversación en la que el oficial le pedía ayuda con las operaciones del Petro, la criptomoneda venezolana, debido a que no había podido avanzar. En ese contexto, Ramírez le indicaba: "Me dijo el jefe que tienes un material", refiriéndose aparentemente a divisas en efectivo que debían ser enviadas al Ministerio y recibidas por Gerson Castro, siguiendo instrucciones de Tarek El Aissami.


Antonio José Pérez Suárez

Esta acción se habría repetido en varias ocasiones, con Pérez Suárez enviando recibos a Ramírez para que firmara la recepción de la divisa. Sin embargo, Ramírez se negaba a firmar, pues el recibo dejaría constancia de que había recibido dinero proveniente de la venta de crudo y sus derivados, divisas que pertenecían a la nación venezolana.

En otra charla entre Ramírez y Pérez Suárez, se mencionaba: "El jefe dijo 25$ por barril", presuntamente para el cambio de moneda de euros a dólares.

Por otra parte, Ramírez sostenía conversaciones en Botim, una aplicación de videollamadas utilizada en Dubái, con alguien identificado como Daniel Romero Rooo. En una de ellas, Ramírez le comercializaba 10 millones de barriles a 40 dólares cada uno, con la condición de realizar el pago de inmediato, recalcándole que con el precio del crudo en ese momento "le saca una ganancia de 100M".

Botim, una aplicación alternativa de videollamadas popular en Dubái, se convirtió en otra herramienta clave para las comunicaciones encriptadas. Dado que Emiratos Árabes Unidos ha prohibido algunas aplicaciones de protocolo de voz de Internet (VoIP), como Skype, IMO y WhatsApp, Botim ofrecía un canal seguro para las conversaciones sensibles.

Las investigaciones también apuntaban a la participación del entonces diputado Hugbel Rafael Roa Carucci en la venta de productos derivados del petróleo en barcos, a través de intermediarios internacionales.

Según los hallazgos, existían tres grandes células en esta red de corrupción que reportaban a Antonio Pérez Suárez, quien en el pasado fuese escolta de Chávez y Maduro. La primera operaba desde el PH de Pdvsa La Campiña, mediante la denominada Unidad de Trabajo Especial; la segunda era monitoreada por el entonces diputado chavista Hugbel Roa; y la tercera estaba capitaneada por Joselit Ramírez.



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