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El traficante de armas Franco Di Gennaro Aristizábal como parte del engranaje de la lucha contra el narcotráfico entre Colombia y Venezuela


Las pistas clandestinas y los vuelos ilegales con droga desde Venezuela han aumentado en los últimos años. Según informes y expertos el país sigue siendo uno de los principales puentes aéreos del narcotráfico en Sudamérica.

En medio de todo esto, informantes de la DEA revelan datos sobre vuelos sin registro, pistas clandestinas y vuelos a baja altura para burlar radares, en un tablero de ajedrez que beneficia a unos carteles y perjudica a otros, pero que siempre de alguna manera, ya sea como cazarrecompensas o de otra forma, favorece a los informantes, reseña expresa.me.


Durante el 2019 fueron inutilizadas en Venezuela 36 pistas clandestinas y 23 aeronaves involucradas en tráfico de droga. Algunos de los operativos se apoyan en ese tipo de informantes, Quiénes pueden llegar a quedarse hasta con el 10% de lo recuperado por las autoridades.

No obstante, informes independientes indican que en Venezuela hay decenas de pistas desde donde entran y salen a diario vuelos ilegales. Una de las provincias en dónde más han sido reportadas pistas y vuelos clandestinos es Zulia.

Ubicado al occidente de Venezuela y fronterizo con Colombia, Zulia es un punto estratégico por su cercanía al Catatumbo colombiano, donde se ha incrementado la producción de cocaína.

En la cúspide de la pirámide, entran en juego personajes como el traficante de armas Franco Di Gennaro Aristizábal, quien después de su arresto en 2009 en Venezuela, en operativos en los que fueron decomisadas armas de guerra, quedó en libertad, convirtiéndose en señuelo y hombre de confianza de oficiales de inteligencia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que buscaban adentrarse en las profundidades de organizaciones criminales, según personas familiarizadas con el asunto. Pero Di Gennaro también habría entrado en la mira de agentes de la DEA, con la posibilidad de informar acerca de vuelos clandestinos entre Venezuela y Colombia, con lo que el venezolano se garantizaría 10% de la incautación y la libertad para continuar sus negocios pantalla y su ya conocida actividad en el tráfico de armas en la provincia de Zulia.

En la zona del sur del lago de Zulia hay más de 400 pistas clandestinas. Muchas de las instalaciones aéreas se supone están en fincas agropecuarias, donde tanto funcionarios de seguridad, empresarios venezolanos, guerrilleros y paramilitares colombianos obligan a los productores agropecuarios a dejarlos construir y usar las pistas. Pero si no aceptan, son amenazados con prisión por “colaborar con el narcotráfico” o incluso con la muerte.

En los primeros ocho meses de 2019, por ejemplo, de 36 pistas clandestinas destruidas en Venezuela, 31 estaban en Zulia, algo que pone en relieve la importancia estratégica que tiene esa región para las organizaciones narcotraficantes. En los narco-vuelos participan ocasionalmente miembros activos o retirados de las Fuerzas Armadas de Venezuela.

En el carril de los criminales o en el de la ley, Franco Di Gennaro Aristizábal blindaría y cubriría sus negocios ilegales, que según ha dicho una persona familiarizada con el caso, solo servirían para llenar las calles de Zulia y del resto de Venezuela de la sangre de muchos ciudadanos.



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