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El Confidencial: El nacimiento de una nueva oligarquía empresarial en España

Los mismos que rezongaban del poder omnímodo del tridente que formaban Botín, Alierta y Fainé, y su forma de entender los negocios, son los que ahora se mueven entre bambalinas

Entre el bar y la bolera, rondan las aceras controlando el barrio desde una esquina. Son la aristocracia del barrio. Han cambiado los reservados del extinto Zalacaín por la comida ‘healthy’, y las maratones de Nueva York, la contabilidad creativa por los algoritmos, el capitalismo financiero por el 'green deal'. Han tomado el poder. Lo hacen aprovechándose de los paradigmas de una nueva era y al albur de un Gobierno, el de Pedro Sánchez, que necesita de aliados empresariales y mediáticos para sortear las diferentes crisis que se nos vienen encima, reseña Nacho Cardero en su “Caza Mayor”, de El Confidencial.


‘Piano piano’, somos testigos del nacimiento de una nueva oligarquía empresarial en España. “El dinero no es neutral”, asevera Esteban Hernández en ‘Así empieza todo’. Cada vez que se produce una catarsis, aparecen nuevos recursos y nuevas estructuras que hacen que una parte de la sociedad saque provecho (y mucho) del resto.

Los mismos que rezongaban del poder omnímodo de ese tridente que conformaban Emilio Botín (Banco Santander), César Alierta (Telefónica) e Isidre Fainé (La Caixa), cuya dirección se medía más con criterios políticos que económicos y que llegaron a poner en jaque a la CEOE con la creación del Consejo Empresarial para la Competitividad, los mismos que renegaban de esta forma de entender los negocios y abogaban por la profesionalización de los mismos son los que ahora se mueven entre bambalinas. Y lo hacen como en el pasado: con la complicidad de los poderes públicos. El 'establishment' ha muerto. Viva el 'establishment'.

Emilio Botín (Banco Santander), César Alierta (Telefónica) e Isidre Fainé (La Caixa)

El 'convoluto' se está gestando en torno al reparto de los fondos extraordinarios Next Generation de la UE, que en el caso de España alcanzan hasta los 140.000 millones de euros, de los que 72.000 serán ayudas directas y otros 68.000 vendrían como créditos. En el PP de Pablo Casado, malician que estos dineros serán empleados espuriamente por el Ejecutivo para crear una red clientelar/empresarial 3.0 en un momento en que las cuentas de resultados de las empresas arrostran una delicada situación, plagadas de pérdidas y ERE.

La Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso y la Junta de Andalucía que dirige Moreno Bonilla se están destapando como los más críticos con esta forma de proceder. Han arremetido abiertamente contra la gestión centralizadora del Gobierno y piden unos criterios claros en la distribución de los fondos que eviten la arbitrariedad, de forma que los capitales no vayan al pago de intereses prestados por los socios parlamentarios.

Porque eso es, al fin y a la postre, lo que indican los indicios. Los proyectos todavía no han pasado por ventanilla, ni se han validado conforme a los requisitos exigidos por Bruselas, ni siquiera se sabe de forma explícita cuáles son estos requisitos, pero algunas compañías señeras ya se ven ganadoras.

Y es que el reparto exuda un indudable perfume a discrecionalidad política, tal y como se percibió en la Conferencia de Presidentes celebrada el pasado mes de julio en San Millán de la Cogolla, en una reunión encabezada por Pedro Sánchez en la que “ya nos dejó claro que los criterios iban a ser políticos y no técnicos”, explican en la Junta de Andalucía.

Conferencia de Presidentes

En Iberdrola, ‘team leader’ en el País Vasco, dan por hecho que el PNV empujará un puñado de sus proyectos. En Seat, asumen que ERC y JxCAT les ayudarán a conseguir algunas de las 10 iniciativas que, tal y como publica hoy Marcos Lamelas, ha presentado la maltrecha filial de Volkswagen (VW), emblema industrial con sede en Cataluña. En Telefónica, creen que el Ejecutivo central les blindará de injerencias externas en un momento de debilidad en bolsa.



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