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Expresidente Juan Carlos Varela habría negociado voto de Panamá por el pago de deuda de Venezuela con Copa


En agosto de 2015, el presidente venezolano Nicolás Maduro telefoneó a su entonces homólogo Juan Carlos Varela para prometer saldar la deuda que mantenía con Copa Airlines a cambio de un voto en una reunión del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que sería decisivo para convocar a los cancilleres para abordar la crisis humanitaria en la frontera colombo-venezolana.

Fue la entonces canciller y vicepresidenta, Isabel de Saint Malo de Alvarado, quien advirtió a su par colombiana María Ángela Holguín de la estrategia diplomática del presidente venezolano. La información se desprende de una nota periodística del diario El Tiempo de Bogotá, que usó extractos del libro “Luis Almagro no pide perdón”, de los periodistas uruguayos Martín Natalevich y Gonzalo Ferreira, reseñó Marlene Testa en La Estrella de Panamá.

La Estrella de Panamá intentó, sin éxito, conocer una versión de De Saint Malo de Alvarado. En agosto de 2015, la canciller colombiana buscaba los votos para que se aprobara en la reunión extraordinaria una resolución para sancionar al presidente Maduro por la deportación de 20 mil de sus compatriotas y abordar la crisis humanitaria en la frontera. La diplomática había hecho las gestiones para obtener los apoyos necesarios y así alcanzar los objetivos propuestos, pero se había percatado de que los venezolanos todavía tenían influencias en el organismo y darían la batalla.

Cuando habló con la Cancillería de México, Holguín se enteró de que Maduro estaba llamando al presidente Enrique Peña Nieto. Así pensó que lo estaría haciendo con el resto de la región.

El día de la reunión, el 31 de agosto de 2015, la canciller y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, se pasaron enviándose mensajes y coordinando que esto estuviera en orden para la votación. La canciller colombiana quería estar segura de que contaba con los 18 votos que requería para aprobar la solicitud, porque de no ser así, no se sometería a la votación. En efecto contaba con los votos justos, pero la diplomática era consciente de que era una situación riesgosa considerando los movimientos que estaba haciendo el presidente venezolano. “Alguien se va a correr”, escribía ella por WhatsApp. Aún así decidió convocar a la votación. “Luis, nos lanzamos a la votación”, escribió Holguín. Su embajador en la OEA, Andrés González y el propio Almagro estuvieron de acuerdo. Pero la intuición de la canciller colombiana no le falló.

A solo tres minutos de la votación, Holguín recibió la llamada de De Saint Malo de Alvarado. “Dile a tu presidente que lo llame (a Varela)”, le dijo De Saint Malo de Alvarado a Holguín. No había tiempo para más nada, la votación estaba perdida. “Con todo lo que piensan de lo que es Venezuela y todo lo que ha pasado... ¿Y por un llamado de Maduro es que Varela se va a correr?”, le dijo Holguín.

Panamá, que un año antes había sido uno de los tres países que se había movido contra Maduro, ahora decidía mirar para el costado. “En el último minuto (...) ese día fue muy duro para mí”, recuerda Holguín.

El 15 de agosto de 2015, el presidente Maduro ordenó el estado de excepción en el estado de Táchira y cerró un tramo de más de dos mil kilómetros de frontera que comparte con Colombia, con el argumento de combatir el contrabando y en respuesta a las supuestas acciones de paramilitares.

La situación era conmovedora y urgía atención inmediata. Miles de colombianos, hombres, mujeres y niños intentaban recuperar sus pertenencias en medio de amenazas, agresiones y detenciones luego de declararse el estado de excepción en los municipios vecinos a Cúcuta y que se prorrogó por toda la zona limítrofe alcanzando departamentos como Guajira, y Arauca.

Seis días después, Almagro escuchó en Bogotá la preocupación del presidente Juan Manuel Santos y abogó por el “diálogo directo” entre las partes para resolver el tema e insistió con la importancia de una misión de observación electoral. Maduro contestó de nuevo con una negativa: “La OEA debe morir en paz y ojalá Almagro sea el sepulturero”, dijo el mandatario venezolano.

La OEA ha intentado en varias ocasiones sancionar al presidente venezolano por sus acciones, pero los esfuerzos han sido infructuosos. El manejo político y diplomático que ha mantenido el presidente venezolano con algunos países de la región ha provocado el fracaso de la intenciones de la OEA.



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