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Juan Carlos Escotet, su crecimiento como banquero en Venezuela con el oficialismo y su internacionalización


En 1991 fundó Banesco Organización Financiera y ahora es presidente de Banesco Grupo Financiero Internacional, institución bancaria expandida en varios países de América Latina y Europa. También dirige la Junta Directiva de Banesco Banco Universal, Banesco Seguros, Banesco S.A. (Panamá) y BBU Bank (Miami). Lidera el proyecto de responsabilidad social empresarial de la entidad financiera.

Escotet es un economista venezolano con maestría en Ciencias de Gerencia Profesional mención magna cum laude egresado de la Universidad de Miami (EEUU). Es corredor público de títulos valores y asesor de inversión. Después de la fundación de Banesco Organización Financiera presidió el comité de mercadeo de la Federación Latinoamericana de Bancos hasta 2001 y fue vicepresidente del Consejo Bancario Nacional en el período 2002-2003. De 2003 a 2007 fue miembro de la junta directiva de Visa Internacional para América Latina y el Caribe.

Perfil

Aunque es de origen madrileño comparte su nacionalidad europea con la venezolana, una tierra que le dio la oportunidad de prepararse como economista y permitirle dar sus primeros pasos en el mundo de la banca como mensajero del Banco Unión. Ahora ya no es el mismo, revela Poderopedia.

El joven que alguna vez se encargó de llevar la correspondencia se convirtió en el tercer hombre más rico de Venezuela y se ubica en el puesto 1.069 entre los más millonarios del mundo, reuniendo una fortuna de más de $1.7 billones, según la revista Forbes de 2013, posición que pudiera cambiar si continúa acumulando bancos fuera de las fronteras venezolanas.

La descripción de Escotet más repetida en los medios lo señalan como un “amante y coleccionista de arte”, pero parece ser que no es la única afición que le gusta reunir. En su haber cuenta con un manojo de entidades bancarias que ha ido comprando y adquiriendo a lo largo de su trayectoria: inició en 1991 con la fundación de Banesco Organización Financiera y ahora es presidente de Banesco Grupo Financiero Internacional, institución bancaria expandida en varios países de América Latina y Europa.

La movida española

En abril de 2013 se estrenó como nuevo dueño de la entidad bancaria más vieja de España (300 años), el Banco Etcheverría y luego, en 2013, firmó un pago por la suma de 1.003 millones de euros y se hizo el mayor propietario del banco Novagalicia, acción que le acreditó 43% de la cuota de mercado del negocio bancario en la región de Galicia. Novagalicia, por decisión de Escotet, pasó a llamarse Abanca desde el 26 de junio de 2014.

No conforme con su título de economista, Escotet cursó una maestría en Ciencias de Gerencia Profesional en la Universidad de Miami (EEUU), donde obtuvo su certificación bajo la mención magna cum laude. Luego de haber fundado Banesco presidió el comité de mercadeo de la Federación Latinoamericana de Bancos hasta 2001, y fue vicepresidente del Consejo Bancario Nacional en el período 2002-2003. De 2003 a 2007 fue miembro de la junta directiva de Visa Internacional para América Latina y el Caribe. Ahora también dirige la Junta Directiva de Banesco Banco Universal, Banesco Seguros, Banesco S.A. (Panamá) y BBU Bank (Miami). Lidera el proyecto de responsabilidad social empresarial de la entidad financiera.

Su influencia en la banca venezolana ha sido de tal impacto que en 2014 se regó el rumor de que Banesco Venezuela había sido vendida a funcionarios del gobierno del presidente Nicolás Maduro, sin embargo Escotet se vio en la necesidad de desmentir la información y aclara a través de su cuenta personal de Twitter que “los hijos no se venden. Eso lo saben hasta mis nietos. Banesco no está en venta”.

Sus inicios

Un día muy temprano durante la tercera semana de noviembre de 1993, algunas semanas antes de las elecciones presidenciales, estuvieron haciendo lobby  al banquero Orlando Castro, en su oficina del Centro Comercial Concresa en Caracas,  el ya para entonces exministro Pedro Rosas Bravo y  el periodista José Luis Díaz Afonso

El motivo de la visita  del hombre de confianza de Carlos Andrés Pérez jamás la supo el fablistán. Sin embargo, el líder del Progreso finiquitó pronto su encuentro con el otrora titular de Hacienda  y el comunicador social entró para cumplir su objetivo: entrevistar a unos de los empresarios más exitosos del momento.

Durante los entretelones de la conversación, que luego se publicó el 5 de diciembre en la revista Feriado del diario El Nacional (día en que se decidió la segunda presidencia de Rafael Caldera),  el luego prófugo de la justicia venezolana, Orlando Castro, aseveró no temer que sus herederos echaran al foso todo lo que él pudiese dejarles.

Textualmente dijo:  “Tengo tres hijos nacidos en Cuba, pero que  adoptaron distintas nacionalidades; uno es ciudadano estadounidense, otro dominicano y el menor venezolano. Siempre se siente el temor de que los descendientes derrochen lo que tanto ha costado. Eso puede pasar. Espero que no. Trataré de tomar medidas para que no ocurra. Uno intenta transmitir valores permanentes a los hijos  y a veces se logra. Yo conozco familias que lo han conseguido”.

El tiempo dejó mucho que desear de esos valores de los cuales  hablaba el hombre útil en 1993. El enjuiciamiento que debió enfrentar en Nueva York en compañía de  su primogénito y de su nieto, colocan,  sin duda alguna, en entredicho sus enseñanzas familiares.

No obstante, Castro también  habló con mucho orgullo de otro joven a quien consideraba casi un hijo: Juan Carlos Escotet Rodríguez, un  venezolano nacido en España en 1959, que a los 31 años de edad asumió como propia la lucha por adquirir las acciones del Banco de Venezuela que tanta felicidad y grandes celebraciones le valieron al jefe de Latinoamericana de Seguros, a quien también  le corre sangre española por las venas.

En la historia financiera de Venezuela nadie había ejercido simultáneamente tantos cargos importantes dentro de una corporación siendo sólo un empleado como lo hizo Escotet. Ciertamente toda la experiencia y astucia de hombre de negocios las adquirió materializando los sueños y proyectos de Orlando Castro.

Juan Carlos fue el primer gerente de mercadeo monetario de Sofilatin, donde en 1982 alcanzó a ser director suplente y más tarde gerente general, con apenas 25 años y sus estudios de administración en la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello) a cuestas. Unos años después su padre putativo le encarga la compra del Banco Zulia, el cual se convierte en el Banco Progreso.

Joven, talentoso y capaz de ser su propio jefe, con el tiempo Escotet renuncia a seguir siendo un empleado del Grupo Latinoamericana de Seguro y pasa a ser su asesor y corredor bursátil. Para ello funda en 1991, junto a José Luis Lagoa, Fernando Delgado, Luis Xavier Luján, Omar Camero A. y Antonio Montini, la casa de bolsa Banesco. Desde allí arremetió fuertemente para ayudar al plebeyo a codearse con la aristocracia financiera que tanto lo despreciaba, más por advenedizo que por cubano.

La estrategia de Escotet propicia que en cuestión de meses Castro obtenga control suficiente sobre las acciones de Banvenez como para negociar con Álvarez Stelling el arribo a la junta directiva de la institución que fue durante un siglo símbolo del poder financiero de la familia Lecuna.

La segunda operación no se hizo esperar. Con el dinero de la transacción mediante la cual Stelling compró a Castro el paquete de acciones que le proporcionaron el absoluto manejo del banco, Juan Carlos gestionó para el Grupo Latinoamericana de Seguros la adquisición del Banco República, al menos así lo explicaba el hombre fuerte del conglomerado cuando se le preguntaba de dónde había sacado tanto dinero.

En 1991, Escotet era ya conocido como el “zar de los negocios”, además de ser el presidente de su propia casa de bolsa, presidía el Banco República, era vicepresidente del Banco Progreso y a la vez manejaba su Fondo Mutual. Y por si fuera poco ejercía como asesor de inversiones de Latinoamericana. Pero esto no era suficiente. La iniciativa en el mejor de los casos siempre viene acompañada de cierta dosis de ambición.

Este hombre había imaginado miles de veces, cuando concibió la denominación Banesco, jugando con la fonética que presenta el nombre de Banesto, la posibilidad de comandar una organización financiera propia. El boom que en la Bolsa de Valores de Caracas había originado la lucha entre grupos por arrebatar el control de los más apreciados activos, especialmente en el sector bancario, permitió a los más habilidosos corredores alzarse con un buen capital y con el eterno agradecimiento de clientes satisfechos. No sólo fue el caso de Escotet sino también el de Juan Domingo Cordero, Víctor Vargas, entre otros menos exitosos.

Y así, de la noche a la mañana, aquel soñador estudiante de administración, convierte su recién creada casa de bolsa en todo un banco comercial. Desde entonces, Banesco se presenta ante el público ahorrista con una innovadora y atractiva campaña publicitaria. Los colores de su logotipo y la sonoridad de sus sílabas le dan en poco tiempo una posición privilegiada como marca en la memoria de los usuarios del sector, a pesar de ser una institución financiera de pequeñas dimensiones en comparación con la banca tradicional de la época y mucho más aún con relación al emporio de su tutor Orlando Castro.

Altibajos

He cancelado una serie de compromisos que tenía por delante, no por el valor patrimonial de Banesco, que representa menos del 1% de mi actividad”. Las palabras son de Juan Carlos Escotet en una carta abierta publicada en sus redes sociales y dirigida al equipo de Banesco, “a los clientes y a la opinión pública”.

El banquero venezolano, propietario de Abanca en España, es también el propietario del mayor banco privado de Venezuela, con 8 millones de clientes y capaz de controlar el 40% de las operaciones de pago que se realizan en el país. Pero en 2018 pasó a ser un banco intervenido. Una operación del Gobierno de Nicolás Maduro contra el mercado negro de divisas se saldó con 11 directivos en la cárcel, Escotet aparcando sus labores en Abanca para volar de urgencia a Caracas y la entidad financiera ocupada durante 90 días por el equipo de la fiscalía venezolana.

El holding que se convirtió en el primer banco privado de Venezuela, con un buen crecimiento durante el Gobierno de Hugo Chávez, es también el único negocio financiero de Escotet en su tierra natal. Antes de adquirir el Etcheverría y antes de que las cajas gallegas colapsaran, el banquero creó en Madrid dos holdings que pasarían a funcionar como matriz de sus operaciones en Latinoamérica, concretamente en Panamá, República Dominicana y Curaçao, territorio en la lista gris de paraísos fiscales de la Unión Europea (respetan sólo parcialmente las reglas de intercambio de información).

El hombre que compró Novagalicia creó en 2007 Banesco Corporación Holding, con domicilio en la calle Claudio Coello de Madrid. Esta sociedad, que pasaría a denominarse Banesco Holding Latinoamérica, controla más de 4.000 millones en activos como matriz de otras 15 sociedades dependientes repartidas por España, Panamá, República Dominicana y Curaçao. Las filiales radiografían las distintas áreas del negocio bancario, dedicándose a los seguros, a distintos tipos de servicios financieros y a medios de pago, reveló en 2018 Economía Digital de Galicia.

La más importante es Banesco SA, el banco panameño, con 3.800 millones en activos a cierre de 2016. Este negocio fue traspasado en 2013 a otra sociedad de Escotet con domicilio en Madrid, Banesco Holding Financiero, que cuelga de la misma matriz. Le sigue en importancia la actividad bancaria y aseguradora en República Dominicana, con 400 millones en activos.

En este conglomerado conserva el banquero una inmobiliaria venezolana con el curioso nombre de Banesco Servicios Administrativos, pero en realidad dedicada a la construcción, venta y alquiler de inmuebles. Tiene 20 millones en activos, edificios que alquila en régimen de arrendamiento operativo.

Desde el grupo español también inició Escotet una aventura en Estados Unidos con la integración en 2013 de Interamerican Insurance Brokers of South Florida, una correduría de seguros en el Estado de Florida.

Separado del negocio latinoamericano, el banquero despliega un segundo holding en Madrid que absorbe todos los activos que adquirió en las rebajas que dejó la reestructuración bancaria en Galicia. Banesco Holding Financiero 2 se creó en 2013, fecha muy ilustrativa de su objeto si se tiene en cuenta que fue ese año cuando concluyó la adquisición de Banco Etcheverría y trascendió la venta de Novagalicia. A finales del año siguiente, en diciembre de 2014, pasó a denominarse Abanca Holding Financiero, un año después de oficializarse la compra.

Este grupo integra todos los activos de las cajas en España y Portugal y absorbió otro holding anterior del banquero, Banesco Holding Hispania, que se construyó a partir de diversas filiales. Entre ellas estaba Banesco Dutch Holding BV, que operaba en Holanda para aprovechar las ventajas fiscales y que llegó a tener 77 millones de patrimonio, la mayoría en participaciones de Banesco.

Abanca Holding Financiero controla el 88,3% del banco heredero de Caixanova y Caixa Galicia. Escotet tiene el 90% de las acciones del holding, totalmente separado del resto del negocio latinoamericano, aunque ambos con base en Madrid.

Entre los dos continentes, el propietario de Abanca atesora una fortuna de 4.000 millones de dólares, según Bloomberg. Solo un 1% de la actividad, según Escotet, la desarrolla en Venezuela.

Con el adjetivo de ser un banquero “chavista”, Escotet se ha sabido mover entre las aguas turbulentas de la política venezolana, pues algunos suponen que su crecimiento se debió en gran parte al impulso que recibieron sus negocios durante el gobierno de Hugo Chávez. Y aunque en el gobierno de Nicolás Maduro la situación ha sido un poco distinta, no es menos cierto que Escotet ha logrado limar asperezas con el gobierno venezolano y su actividad bancaria en Venezuela se ha continuado desarrollando con normalidad.

Michu

Escotet ha tenido a su compatriota Miguel Ángel Capriles López, con quien lo uniría una fuerte amistad y relación de negocios, como consejero independiente de su antes NCG Banco, hoy Abanca.

El experto Alek Boyd, quien documenta la corrupción en Venezuela en su web infodio.com, señaló en 2014 acerca de Miguel Ángel Capriles «Michu»

Hoy en día, Michu está invirtiendo en bancos (con el ex socio del crimen Escotet en Abanca en España, el Banco Mercantil en Venezuela y los Estados Unidos y Legacy Bank también en los Estados Unidos); él continúa presidiendo Grabados Nacionales en Venezuela; su nombre aparece asociado con Siapa Rentals, Fernando VI 10, Invecap Inversiones Inmobiliarias, Oikos Cap Gestiones Inmobiliarias, Inmobiliaria El Platanal, Inmobiliaria Atabapo, Inmuebles Padamo, Ultimeña, Ventuari Rentals y MACL Castellana, todas las empresas inmobiliarias en Madrid; Leblac Enterprises en Panamá; Unidad 702 Tower Residences, Morrison Properties y Saludarte en Miami… Después de sacar lo que tal vez sea el fraude más grande hecho a una corporación privada por un individuo, en lugar de por el Estado, en la historia de Venezuela, Michu aborda sus asuntos, tanto a nivel nacional como internacional, como si fuera un empresario legítimo. Ningún periódico o sitio web venezolano se ha atrevido a imprimir la sórdida historia de intriga, colusión, corrupción, conflicto de intereses y robo directo que define la carrera de Michu, una señal, sin duda, de una prensa que nunca ha sido verdaderamente independiente. Si Rupert Murdoch y Robert Maxwell hubieran podido producir un heredero, sería Michu.

Boyd asegura que Capriles López, mediante estratagemas legales, arrebató fraudulentamente el control de la empresa Vadesa a otros de sus hermanos, los Capriles Cannizaro, hijos de su difunto padre Miguel Ángel Capriles Ayala, que les correspondía por herencia.

A Miguel Ángel Capriles López también se le cuestiona por sus negocios con el chavismo en Venezuela, a lo cual algunos señalan que ayudado por Escotet, ha invertido en España su opaca fortuna, logrando saltar débiles controles contra la legitimación de capitales.



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