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Venezolanos se organizan en España para reelegir a la presidenta de la Comunidad de Madrid


Miembros distinguidos de la oposición venezolana han tomado la zona más privilegiada de Madrid, algo que para algunos en Venezuela equivale a la zona pudiente del este de Caracas, una "burbuja" para la clase media y alta, en donde no abundan tantas carencias como en otras zonas de la capital venezolana.

Allí los opositores venezolanos han unido fuerzas y sus fortunas, junto con capitalistas de la derecha española, para financiar y apoyar a la reelección a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, creando un frente en contra de las iniciativas políticas de Pablo Iglesias.

Más allá de aquellos que pudieran estar o no con Iglesias, en algunos ha creado inquietud que figuras como el opositor venezolano Leopoldo López y su esposa, de su misma nacionalidad, Lilian Tintori, quienes ahora cuentan con pasaporte y ciudadanía española, fundadores en Venezuela de Voluntad Popular, un partido de centro-izquierda, al calco del partido español Ciudadanos, se dediquen a respaldar a la derecha en España, apoyándose en que Ciudadanos no tiene la fuerza necesaria para enfrentar al partido Podemos de Pablo Iglesias en Madrid.

Y es tan evidente la intervención venezolana en la política madrileña, que una de las promotoras electorales, dentro de la comunidad sudamericana, de la candidatura de Isabel Díaz Ayuso, fue asesora electoral, en su pasada carrera a la presidencia de Venezuela, de Henrique Capriles Radonski, miembro distinguido del partido opositor venezolano Primero Justicia, al que hasta el año 2007 perteneció Leopoldo López.

Bajo el título de "“Little Caracas”, el arma secreta de la derecha para hacer presidenta a Ayuso", el diario español El Confidencial ha reflejado cómo está siendo la participación venezolana en la actividad política madrileña.

“Little Caracas”, el arma secreta de la derecha para hacer presidenta a Ayuso

El éxodo venezolano está gestando un fenómeno político en Madrid similar al que provocó en Miami la diáspora cubana: una comunidad creciente, muy movilizada y con mucho recorrido electoral

Proclamas como “socialismo o libertad”, expresiones como la de estar “en el lado de correcto de la historia” o movilizaciones como la “lucha antifascista” pueden sonar forzadas para alguien que ha nacido y crecido en la España democrática, pero son perfectamente reconocibles entre quienes han sufrido la política venezolana de los últimos 20 años. Como una profecía autocumplida, el debate en nuestro país se está ‘venezualizando’ a marchas forzadas. “Y la zona cero de la polarización es Madrid”, asegura Ana María Oxford, una venezolana afincada en la capital que dirigió durante años la comunicación del opositor Henrique Capriles.

Madrid está adoptando la retórica política caribeña al tiempo que absorbe a una parte sustancial de su población. Como ocurrió con Miami con el éxodo cubano, la capital de España lleva años convirtiéndose en la “Pequeña Caracas”, recibiendo a un porcentaje de la diáspora del ‘chavismo’, sobre todo familias de clase media y alta: aquellos que han tenido dinero para el traslado y alguna conexión que les ayude a establecerse. Son, con gran diferencia, la comunidad extranjera que crece más rápido en la capital.

Muchos han llegado además con pasaporte europeo por su ascendencia española, portuguesa o italiana, las tres nacionalidades que emigraron en masa hace más de medio siglo, cuando Venezuela era sinónimo de oportunidades. Las cosas han cambiado mucho desde entonces y cerca de seis millones de personas han huido de la ruina del país caribeño en los últimos años. De esas, más de 400.000 han acabado en España, calcula Tomás Páez, sociólogo y autor de varios libros al respecto. “Al menos la mitad están en Madrid y la inmensa mayoría, te diría que el 99%, votan sistemáticamente en contra de la ultraizquierda. Es un voto más en contra que a favor. Si encuentras a un solo venezolano que vote por Pablo Iglesias, hazle una entrevista porque es un caso rarisimo”.

Ni siquiera los escasos asesores políticos encargados de movilizar el voto inmigrante en España saben de cuántos potenciales votantes estamos hablando ahora mismo, ya que en las autonómicas, como en las generales, solo se puede depositar una papeleta si se dispone de nacionalidad española. “La cosa se complica en el caso venezolano porque hay una enorme variedad de perfiles. Algunos vinimos con pasaporte español porque éramos migrantes de ida y vuelta, así que no constamos como venezolanos en ningún sitio. Otros han conseguido la nacionalidad en los últimos años y el resto están con permisos de residencia o pasaportes de países europeos como Italia o Portugal. Nadie, ni el Ministerio de Interior, tiene datos fiables al respecto. Solo se pueden hacer aproximaciones, cábalas”, dicen.

Quienes tratan de seducir el voto extranjero en Madrid suelen tirar de reglas de tres basadas en los pocos datos disponibles y en percepciones personales. El saldo que arrojan no supera en ningún caso los 100.000 votos para estas autonómicas, aunque la cifra irá creciendo deprisa en los años venideros. Los venezolanos, como el resto de latinoamericanos, pueden optar a la nacionalidad española después de dos años de residencia legal. “Hay cientos de miles de expedientes atascados en Extranjería, pero la mayoría se resolverán favorablemente en cuanto se les de trámite. Y eso son cientos de miles de votos en juego”, explica Gustavo Eustache, presidente del Foro de Inmigración e Integración del PP de Madrid y a quien han asegurado ya que estará en las listas para estas autonómicas. “Seducir al voto latino es muy complicado en España. Disparas a mucha gente que luego no puede votar”, dice Ana María Oxford.

Lo que nadie pone en duda es su enorme movilización, ni tampoco la pasión con las que votan los venezolanos en Madrid. “Es gente que ha pasado por un trauma político severo y que es tremendamente activa. En Venezuela tuvimos la sensación de que se nos hurtó el derecho a votar. Ha sido doloroso, tenemos la sensación de que nos robaron el país y acabaron votando solo los chavistas. Aquí recuperamos la ilusión de volver a votar y nadie va a renunciar a ello. Yo he visto a algunos llorar de emoción cuando depositan la papeleta otra vez, por primera vez en muchos años recuperan sus derechos políticos”, dice Ana Maria Oxford. No existen tampoco dudas sobre el sentido del voto. “Muchos se están movilizando para ser apoderados, voluntarios, para repartir Propaganda. Van a hacer todo lo posible, hablarán con sus vecinos, con sus amigos españoles, con sus parejas. Es gente que tiene un mensaje potentísimo y toda la pasión política derivada de un trauma como el que es tener que marcharte de tu país y perder todo lo que tenías”. De manera parecida a lo sucedido con los cubanos en Miami, es una población ideológicamente muy homogénea, que vive cualquier campaña electoral como un viaje al pasado.

Una película que ya han visto

“Para nosotros, lo que está sucediendo en Madrid es un ‘déja vu’, porque no solo es lo mismo que vimos en Venezuela hace una década, sino que encima es con los mismos protagonistas”, dice William Cárdenas, abogado y creador de la Plataforma Democrática de Venezolanos en España. Mucho antes de que los españoles supiéramos quién es Pablo Iglesias, en Caracas ya era una figura relevante desde principios de siglo: “En el año 2000, con motivo del proceso constituyente de Chávez, empiezan a llegar a Venezuela una serie de españoles desconocidos como asesores presidenciales. Eran la gente de la Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), con sede en Valencia. Hubo una primera hornada, con Rubén Martínez Dalmau (hoy vicepresidente de la Generalitat valenciana) y Víctor Riu, y a partir de 2004 llegó la segunda, que sería la que marcaría una época: Carolina Bescansa, Íñigo Errejón, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero. Los veíamos en entrevistas en televisión, salían junto a Chávez en los actos de Miraflores… incluso asesoraban en cuestiones de seguridad nacional, cuando Chávez y su cúpula eran militares. ¡Eran los publicistas de la revolución!”, continúa Cárdenas.

En noviembre de 2007, el Rey de España mandó callar Hugo Chávez en una cumbre iberoamericana, impulsando, sin quererlo, el peso de los asesores españoles en Caracas. “Chávez tenía un gran ego y lo del rey Juan Carlos le sentó fatal. ¡Fatall Su respuesta fue el comienzo de lo que estamos viviendo hoy. Solo cinco meses después, preparó una partida de siete millones de dólares que dejó en manos de Errejón e Iglesias con un solo objetivo: montar una sucursal de la revolución bolivariana en España. Así arrancó Podemos. El resto de la historia la conocéis mejor los españoles que nosotros”, dice Cárdenas, uno de los abogados que ha tramitado el asilo temporal humanitario de cerca de 80.000 venezolanos en solo dos años, una fórmula habilitada para enfrentar la crisis migratoria venezolana.

“En resumen: la derrota de la gente de Podemos en Madrid forma parte de los más íntimos deseos de la diáspora venezolana. Y más contra Pablo Iglesias”, zanja Cárdenas.

“La situación de la comunidad venezolana en España es comparable con la de los cubanos de Miami”, refuerza Santiago Pérez-Nievas, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma. “En Estados Unidos, el voto inmigrante se va principalmente a los Demócratas, salvo los cubanos de Florida que votan Republicano. Aquí sucede lo mismo, predomina el voto a la izquierda entre los extranjeros salvo en los casos venezolano y boliviano, que votan a la derecha. Los venezolanos son la comunidad que más crece, de modo que, si ahora son importantes, en el futuro lo serán aún más”, afirma el investigador.

La comparación viene reforzada por los escasos estudios disponibles: una reciente investigación (PDF) compara el voto latino en Estados Unidos y España para concluir que, en efecto, los venezolanos votan en contra de sus vecinos de continente: son los que más votan a la derecha y los más movilizados, con una tasa en las últimas elecciones del 80%. “El caso de los venezolanos merece un estudio aparte, porque las recientes olas de inmigrantes antichavistas pueden solidificar una sólida base conservadora, como ha sucedido con los cubanos en Estados Unidos”, explican las investigadoras. Además, los latinos de España están 10 puntos porcentuales más escorados a la derecha que los que viven en Estados Unidos, en parte porque son más ricos en promedio, pero también porque la izquierda latina no se moviliza en bloque por incidentes o desigualdades raciales como sucede en norteamérica.

Tanto PP como Ciudadanos y Vox han tratado de asociar su imagen a la de la oposición venezolana en los últimos años. “Creo que no lo han hecho tanto pensando en captar su voto, sino en asociarse a su relato, que es muy potente, porque luchan contra un tipo de régimen de izquierdas que se ha ido de madre”, comenta un periodista venezolano afincado en Madrid. Aunque sea solo un efecto secundario de esos esfuerzos, han conseguido asegurarse por el camino decenas de miles de votos. Con la opción de Ciudadanos prácticamente anulada (“El venezolano vota contra la izquierda y los que votaron cuando estaba Rivera ya no van a hacerlo”), el pastel de estas autonómicas se lo reparten las fuerzas conservadoras. “Los venezolanos votan más a personas que a partidos. Votaban a Rivera y Casado. Y van a votar en masa a Ayuso”, dice.

“Ayuso tiene un discurso sencillo, desacomplejado, valiente, fresco, que se enfrenta de cara y habla el mismo lenguaje que entienden, el de la polarización extrema”, describe Ana María Oxford. En segundo lugar en las quinielas caribeñas viene Vox, que puede cosechar los votos más a la derecha dentro de la comunidad. “El venezolano desplazado vota a quien defiende sus posiciones en Venezuela. Vox, por ejemplo, se ha acercado mucho a (la opositora de Vente Venezuela) Maria Corina Machado, la única política relevante abiertamente de derechas y quien ha forjado una alianza con Santiago Abascal. La mayoría de quienes simpatizan con María Corina simpatizan también con Abascal y votarán a Vox. Pero mi previsión es que en estas elecciones Ayuso se va a llevar casi todos los votos”.

“Yo te diría que prácticamente todos los venezolanos en Madrid van a votar por Díaz Ayuso, con excepción de algunos que se irán con Vox”, coincide Eustache, quien establece la hipótesis de una excepción: la de una pequeña minoría que vive en el barrio de Salamanca y vota a la izquierda: “Ahí tienes a una gran cantidad de cargos de Chávez que tuvieron que salir tras su muerte, porque Maduro quería poner a su gente. Son los que han llegado comprando pisos en el barrio de Salamanca, el más barato a un millón de euros, y han dejado la zona roja, rojita. Hablo de los bolichicos, del de Hawkers (Alejandro Betancourt), de Nervis Villalobos, de los que le daban los contratos a Duro Felguera… de esa pandillita la mayoría no vota, pero los que pueden lo hacen por PSOE y Podemos, no te quepa la menor duda”.

Las campañas para captar el voto extranjero se siguen viendo como una excentricidad en la mayoría de los partidos políticos españoles. Solo ERC tiene una estrategia seria y constante al respecto. “Recuerdo cuando pusimos la primera cuña en una radio latina, con acento latino, llamando al voto al PP. Se vió internamente como algo muy moderno y era una tontería. Un simple anuncio, ya ves tú qué innovación. Pero sorprendió porque nadie en España lo estaba haciendo”, explica un asesor político que trabajó para Moncloa el equipo de Mariano Rajoy. El tema no termina de afrontarse en serio por falta de visión, por cortoplacismo, porque aún no se les considera un grupo con suficiente impacto electoral. Y también porque identificarse con un grupo inmigrante concreto es muy delicado, una maniobra arriesgada que hay que hacer muy bien para no perder más votantes de los que se consiguen captar.

“Hemos estudiado el número de cabezas de lista latinos que han concurrido en unas elecciones en España y la cifra es muy baja. La mayor parte de los acercamientos se han hecho en las elecciones municipales, donde basta con estar empadronado para votar, y Podemos ha sido el partido más inclusivo al respecto. El Partido Popular y el PSOE han mostrado menos interés, quizá debido a que es más caro entrar en las listas de estos partidos y que colar a un miembro externo por delante de otros que llevan más tiempo en el partido genera enfados”, dice el profesor Pérez-Nievas.

Es notorio que los venezolanos en España no van a votar por Iglesias —ni por extensión a Errejónpero ¿por qué no por otros partidos de izquierdas, como el PSOE? “Es curiosa esta situación, porque Felipe González es una institución en Venezuela. Siempre ha sido un gran amigo de Carlos Andres Pérez y se ha mostrado amigo de la oposición. Sin embargo, los venezolanos no relancionan al PSOE con Felipe González, sino con Zapatero y el Gobierno de Sánchez, que no puede reprobar públicamente a Maduro, ya sea por diplomacia por por amistad. Maduro no acepta la menor crítica desde España, y menos de un Gobierno socialista, le duele muchísimo. Y además se llaman socialistas, que nos recuerda mucho al ‘socialismo del siglo XXI’ de Chávez”, zanja Oxford.


La estación de radio colombiana “La W Radio” entrevistó a la periodista venezolana Ana María González Oxford, quien habló del tema.




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