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Isabel Díaz Ayuso derrota a la izquierda en elecciones madrileñas


El PP ha logrado una victoria rotunda en las elecciones autonómicas anticipadas en la Comunidad de Madrid, que le permite a Isabel Díaz Ayuso seguir gobernando los próximos dos años, sin tener que pedir permiso a Vox. La candidata popular ha duplicado su músculo electoral, de 30 a 65 escaños, y suma más que las tres fuerzas de izquierda juntas, 58. El avance imparable de Ayuso se produce tras fagocitar de manera cruel a Ciudadanos, con el que cogobernaba hasta hace dos meses y que se extingue. La jornada electoral deja otros grandes titulares: el PSOE se da tal batacazo que se ve superado en votos por Más Madrid, con el que empata a diputados (24) y Pablo Iglesias, que salvó los muebles de Podemos en la Asamblea de Vallecas con 10 asientos y el farolillo rojo, dimite, reseñó Itziar Reyero en El Confidencial.

Con el 98% del voto escrutado, al PP le vale con la abstención de Vox, que con 13 diputados, uno más, aguanta bien el vendaval. La suma de ambos los sitúa en los 78 asientos, muy por encima de los 69 que delinean la mayoría absoluta en la Cámara madrileña. Aunque Ayuso mandará en solitario.

Los madrileños fueron en masa a votar en el martes laboral. Se alcanzó la participación récord en la cita autonómica (76%), un registro similiar al de las elecciones catalanas tras el golpe independentista de 2017. Este dato histórico da la medida da la tremenda polarización vivida en una campaña en la que por momentos se olvidó la pandemia y los partidos jugaron a dividir entre "comunistas" y "fascistas". La izquierda alentó el discurso del miedo contra una derecha a la que atribuyó amenazas de muerte en la recta final. "Está en juego la democracia", dijeron. No les funcionó.

El crecimiento electoral de Ayuso es espectacular: venía de cosechar, en 2019, el resultado más pobre de su partido: 719.000 votos, el 22,2% del apoyo total. Y ahora consume ella sola más del 45% de la tarta (1.617.632 votos). Este resultado lejos de las victorias históricas de Aguirre y Gallardón, que se fueron por encima del 50% de los apoyos, pero en el actual escenario de fragmentación, lo suyo es mucho más meritorio. El PP recupera así su dominio histórico en Madrid, su gran bastión nacional.

Los madrileños han refrendado en las urnas su modelo de apertura ante la pandemia y su discurso genérico de "libertad" frente a las restricciones del Gobierno central. Su campaña, planteada desde la confrontación total a Pedro Sánchez, la impulsa como la nueva gran dama en el tablero político nacional. Jaque al Rey Sánchez, avisan en Génova, que ven en este 4-M el inicio de la remontada de Pablo Casado para llegar a Moncloa. "Hoy elegimos el modelo de comunidad y de país que queremos a partir de mañana", afirmó Ayuso al ir a votar. "El sanchismo no entra en Madrid", proclamó en la celebración en la calle Génova. "Cambio de ciclo", insistían hace días desde la dirección nacional. "Hoy Madrid ha hecho una moción de censura al sanchismo", zanjó el líder del PP. "El pueblo de Madrid ha barrido al Frente Popular", se sumó el líder de Vox, Santiago Abascal.

Ayuso ha cumplido el objetivo íntimo de Génova: ha fagocitado a Ciudadanos, su hasta ahora socio de gobierno, que desaparece del mapa madrileño, y ha logrado en buena parte neutralizar el avance de Vox, que aguanta bien el vendaval del PP. El partido de Santiago Abascal, que venía de cabalgar en los comicios catalanes del 14-F, mantiene el tipo en la Comunidad de Madrid con 13 diputados, (uno más que en 2019). "Vox será decisivo", clamó su líder regional, Rocío Monasterio. Pero los de Casado insisten: el 4-M marca el inicio de la reunificación del centro-derecha.

La izquierda volvió a pinchar en hueso en la región de Madrid y cumplirá 26 años en la oposición. Los socialistas se hunden. Hace dos años ganaron las elecciones con 37 escaños (27,3%) y hoy se queda con 24 diputados y el 17% de los apoyos, su mínimo histórico. Su única honra de la noche era no verse superado por Más Madrid, que le pisaba los talones; pero ni eso consiguió: los de Errejón superaron al PSOE en 1.500 votos, empate a escaños.

El PSOE ha sido incapaz de atraer al votante huérfano de Ciudadanos, que se ha ido en masa al PP o a la abstención, en ningún caso al “sanchismo”. Gabilondo ha protagonizado una errática campaña, que inició como un político “soso” y “serio” centrado en la gobernanza, y que acabó como un miliciano impostado de la Moncloa en la farsa guerracivilista frente al “fascismo”. "No he sido capaz de ofreceros espacio para un debate sosegado", se lamentó el exministro. El 4-M pone fin a su carrera política en Madrid después de tres citas con las urnas.

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