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Informe advierte cómo narcotraficantes latinoamericanos redoblan exportaciones de drogas a Europa


Un reciente informe sobre narcotráfico y consumo en Europa destaca la aceleración de tendencias de mercado existentes y el surgimiento de nuevas líneas, que impactan el panorama criminal latinoamericano, reseñó InSight Crime.

El Informe Europeo sobre Narcóticos 2021, publicado por el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (EMCDDA, por sus siglas en inglés), con sede en Lisboa, desglosa la dinámica del tráfico entre 2019 y finales de 2020.

En años anteriores, la relevancia del informe para Latinoamérica giró principalmente en torno a la cocaína, cuyo futuro ahora se consolidó en Europa, donde los precios mayoristas por kilogramo llegan casi a US$42.000 en promedio, lo que supera de lejos el promedio aproximado de US$28.000 por kilo en Estados Unidos.

Pero estos narcocálculos parecen haber convencido a los traficantes latinoamericanos del potencial de Europa por lo que, según el informe de 2021, están redoblando la exportación de metanfetaminas hacia Europa, así como un movimiento a etapas posteriores de la cadena de suministro para facilitar la producción de metanfetaminas y la extracción de cocaína en forma local en Europa. En la dirección contraria, esta evolución también puede estar fomentando mayores exportaciones de drogas sintéticas europeas hacia Latinoamérica.

A continuación, InSight Crime presenta todo esto en cuatro conclusiones principales del Informe Europeo sobre Drogas 2021.

Europa es actualmente el epicentro global del tráfico de cocaína. En 2018, Europa incautó un récord de 177 toneladas de cocaína; en 2019, fueron 213 toneladas. Más de dos terceras partes de esa cantidad se decomisaron en tres países: Bélgica (65 toneladas), Países Bajos (44 toneladas) y España (38 toneladas).

Aún no se conocen datos exactos de decomisos para 2020, pero es evidente que las importaciones de cocaína siguieron disparadas. Un artículo de Forbes estimó que se decomisaron 102 toneladas de cocaína en las fronteras externas de Europa en 2020, pero dado que la cifra no incluye los decomisos internos de cocaína el reportaje anota que “no se evidenció una baja en la oferta”.

Tampoco hay datos precisos para 2021, pero parece otro año récord. A mediados de febrero de 2021, las autoridades alemanas, belgas y neerlandesas hicieron decomisos coordinados en los puertos marítimos de Amberes y Hamburgo por un total de 23 toneladas de cocaína, el mayor alijo hallado en el continente. Y en los dos meses siguientes, las autoridades belgas por sí solas incautaron otras 20 toneladas.

La pureza de la cocaína también ha aumentado, con reportes de pureza promedio entre 53 y 68 por ciento en los países evaluados, mientras que el número de personas que ingresan a tratamiento por primera vez ha crecido. La cocaína también sigue siendo más común en las ciudades de Europa del este.

Una evolución más reciente son las señales de una mayor oferta y consumo de crack en ciertos países europeos, así como informes de venta de dosis más pequeñas de la sustancia, una forma tradicional para hacerla más accesible a personas de bajos ingresos.

La producción de crack es relativamente sencilla, e implica suprimir la “base” de clorhidrato de la cocaína en polvo para hacerla más fumable, generalmente calentándola en agua y bicarbonato de soda. En ese sentido, un aumento de la demanda europea de crack seguramente no alterará mucho los métodos de trasiego, pues el transporte de ladrillos compactos de cocaína en polvo sigue siendo el método más económico.

Sin embargo, dada la presencia de colombianos en los laboratorios europeos de extracción de cocaína en los últimos años, es posible que una mayor demanda de crack genere más empleo para los químicos latinoamericanos.

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