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Escándalo de espionaje a funcionarios del Gobierno español obligaría a la dimisión de Paz Esteban, directora del Centro Nacional de Inteligencia de España


Lo que barajaba el Gobierno de España a finales de la semana pasada ya es una realidad. Pedro Sánchez dejará caer a la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, como confirman ya abiertamente fuentes gubernamentales, según reseñó Ketty Garat en THE OBJECTIVE. El espionaje del escándalo Pegasus puso en evidencia los «errores de comunicación» que, según fuentes de Moncloa, permitieron que se airearan en la prensa cuestiones relativas a la seguridad nacional que nunca debían haber trascendido, como el espionaje a los líderes del procés fugados al extranjero que adelantó THE OBJECTIVE y confirmó posteriormente el diario El País citando fuentes del propio CNI.

Sin embargo, el salto cualitativo se produjo cuando se pasó de los errores de comunicación a los «errores de gestión». El núcleo duro del presidente sostiene con vehemencia que no supieron del espionaje al jefe del Ejecutivo y la ministra de Defensa hasta «este mismo fin de semana» y que el resultado de esa investigación concluye que el CNI no ha hecho correctamente su trabajo en la protección de los dispositivos móviles del gabinete presidencial. 

Fuentes de Moncloa consultadas por THE OBJECTIVE arrojan luz sobre su estado de ánimo: «El CNI ha vuelto a fallar. Fallaron el 1-O de 2017 cuando no fueron capaces de encontrar las urnas para el referéndum ilegal en Cataluña y han vuelto a fallar ahora al ser incapaces de detectar hasta un año después este ataque» por el que se infectaron los teléfonos móviles de dos miembros del Consejo de Ministros.

El equipo del presidente solo espera que se consume el calendario previsto en su hoja de ruta: el jueves a las 9:00 horas, la presidenta del CNI comparecerá a puerta cerrada a sabiendas de que las cartas ya están dadas y la partida perdida. «Si dice que el CNI no lo sabía, tendrá que dimitir; y si dice que lo sabía, también tendrá que dimitir por no haberlo comunicado y subsanado», explican fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE que concluyen con esta pregunta: «Entonces, ¿de qué nos sirven unos servicios de inteligencia que no cumplen con su función?».

Una crítica feroz al CNI que solo se verbaliza abiertamente en privado mientras se insinúa en público. Preguntados directamente por la dimisión o cese de la directora del CNI una vez se produzca su comparecencia el jueves 5 de mayo, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, dejó en el aire su cabeza: «Cada momento tiene su afán», respondió evitando descartar esta dimisión que calificó de «futurible».

Visiblemente incómoda, la portavoz gubernamental reflejó a la perfección la superación gubernamental por unas informaciones que no controla el Gobierno: «Por eso estamos trabajando en ver lo que ha pasado, estamos en la fase de aclarar qué es lo que ha sucedido, a quién le ha sucedido, y esto es determinante para seguir avanzando en cómo corregimos lo sucedido. No podemos pasar al siguiente momento sin saber lo qué es lo que ha pasado hasta ahora». 

Una idea que también suscribió horas antes el ministro de presidencia, Félix Bolaños: «La directora del CNI sigue en el CNI, está trabajando para esclarecer los hechos y esa es la fase en la que estamos. Vamos a tener la información completa y eso será la base de cualquier decisión que podamos tomar en el futuro».

El ministro de Presidencia, el responsable de lo que ocurre en el complejo gubernamental, fue quien compareció el lunes 2 de mayo en lugar de la ministra de Defensa, para publicitar los errores del CNI que depende del departamento de Robles. Y quien volvió a ocupar el foco gubernamental al negar que conocieran este espionaje hasta hace 24/48 horas o que tuvieran conocimiento de otro supuesto espionaje hace un año a la ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, lo cual calificó Bolaños de «conjeturas».

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