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La historia sobre el retrato para el que posó Dolores Delgado antes de dimitir a su cargo como fiscal general del Estado español


Hay historias, teorías y conspiraciones varias ahora mismo alrededor de la dimisión como fiscal general del Estado de Dolores Delgado, el pasado martes 19 de julio. Pero lo único que sabemos con certeza es que los motivos que ella ha dado se refieren a su salud. Algo que no es extraño teniendo en cuenta que a finales de junio se reincorporó al trabajo después de haber pasado dos meses de baja laboral tras haber sido operada de la columna vertebral, intervención que se complicó porque en la operación le encontraron y extirparon un quiste sinovial que comprimía uno de los conductos que unen dos de las vértebras lumbares y le trataron una fractura en la conexión entre esas vértebras.

Esta cirugía requiere una recuperación larga, lo que la ha llevado a tomar la decisión de dimitir al darse cuenta a su regreso, según sus palabras, de que no podía estar al 100%. Y aunque sin duda no es la despedida que le hubiera gustado tener, al menos lo ha hecho dejando tras de sí un recuerdo muy especial de los dos años que ocupó el cargo de ministra de Justicia: su propio retrato, reseñó N. Zazo en la sección Vanitatis de El Confidencial.

El pasado 9 de julio, Dolores celebraba el acto oficial de colocación de la obra en la Galería de los Ministros del Ministerio de Justicia, una tradición que se remonta al siglo XIX y de la que ella no dudó en ser partícipe. Su retrato es algo en lo que ha puesto especial interés: se terminó de pintar esta primavera, poco antes de que se agravasen sus problemas de salud, y Vanitatis ha podido conocer cómo fue todo el proceso a través de Rita Martorell, la reconocida artista a la que se le encargó la obra: “Fue Baltasar Garzón quién me llamó y me preguntó si me gustaría retratar a Dolores Delgado, y le dije que sí, pensando en que era un personaje que de entrada siempre me había llamado la atención. Me dijo que ella me veía como una posible candidata porque le había gustado muchísimo mi retrato, y así fue un poco como se originó todo”.

Poco después de aquella llamada tuvieron la primera cita y fue el comienzo de muchas otras entre la pintora y la exministra: “En la primera sesión que tuvimos en vivo, ella me citó en la Fiscalía del Estado y de primeras me impactó. Me sorprendió mucho ella, me pareció una mujer más delicada, con un trato más dulce y sensible de lo que parece a través de la televisión. Enseguida tuvimos muy buena sintonía y me manifestó su intención de que le realizara el retrato, porque además ella tenía muy presente que quería que fuera una mujer la que hiciera esta labor, eso lo tenía muy claro y yo lo agradecí”.

La artista solo tiene buenas palabras para Delgado, y es que hacerle un retrato tan exhaustivo y completamente en directo, no a través de una fotografía como se hace en otras ocasiones, requiere mucho tiempo y mucha implicación: “El trabajo se ha hecho todo en presencia de ella, en vivo. Ha sido una labor por las dos partes. Por su parte ha habido mucha constancia, mucha ilusión, mucho compromiso, ha sido muy satisfactorio para mí, la verdad”, nos dice.

Pasar tantas horas juntas le permitió conocer un poco a esa mujer que se esconde tras su cargo, y con la que compartió innumerables tardes en su estudio en el centro de Madrid, pues siempre fue Dolores la que desplazaba hasta allí: "Me pareció muy cercana y natural. Alguien que habla lo justo, no es de esas personas que necesita hablar por hablar si no tiene nada que decir. Cuando le apetecía hablar, tenía una conversación muy cotidiana y muy normal, tal como podría tener con cualquier otra persona”, explica. "Fue muy simpática, siempre tenía una sonrisa, y a pesar de que muchas veces venía acelerada y con prisa, una vez se sentaba ya se relajaba y lo hacía sencillo. En ocasiones se quedaba pensando y se notaba que llevaba algún tema en su cabeza y le cambiaba la expresión, se le veían los ojos más agitados”.

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