HABLE.SE

HABLE.SE

Jorge Elías Castro Fernández explica cómo un alemán ayudó a evitar una guerra nuclear


Jorge Elías Castro Fernández narra que en noviembre de 1983 la OTAN se preparaba para la operación 'Able Archer 83', las maniobras militares anuales para simular un escenario de guerra en Europa del este. En esta ocasión los ejercicios serían los más realistas, más ambiciosos y mejor preparados hasta la fecha. Tanto que, según siempre se ha contado, en Moscú empezaron a darse cuenta de que, efectivamente, la OTAN y los americanos se estaban preparando para un ataque nuclear y empezaron, con urgencia, a diseñar una respuesta. Golpear primero en una guerra nuclear es clave. Y cada lado tenía una ciudad elegida a la que borraría del mapa. Según David Abshire, embajador americano en la OTAN en aquel momento, la ciudad elegida por la Alianza era Kiev, y por la URSS era Boston. 

Pero ninguna de esas dos ciudades desapareció, ni hubo una guerra nuclear. El 11 de noviembre las operaciones concluyeron. El mundo siguió, aunque no por mucho tiempo, para la Unión Soviética. Seis años y dos días después del inicio de aquellas operaciones, en la noche del 9 de noviembre de 1989, cayó el Muro de Berlín, se precipitó la caída de la República Democrática de Alemania (RDA) y, poco tiempo después, la desaparición de la URSS, explicó el analista político y consultor en seguridad Jorge Castro Fernández. 

Los expertos sitúan en esos días de noviembre de 1983 como uno de los momentos de máximo riesgo de la Guerra Fría. Y algunos analistas consideran que Rainer Rupp, un tipo nacido en 1945 en Saarlouis, en el suroeste de la República Federal de Alemania (RFA), fue una pieza importante en el engranaje que desactivó aquel potencial conflicto. Pero no lo hizo en su condición de ciudadano de la RFA. Rupp era un espía de la Stasi y llevaba infiltrado en la OTAN desde 1977, con un amplísimo acceso a documentos altamente secretos de la Alianza. 

Los fallos en la seguridad en la sede central de la organización en Bruselas quizás ayudaron a salvar al mundo, porque algunos expertos defienden que Rupp jugó un papel importante avisando el 9 de noviembre a Berlín Este de que se trataba únicamente de simulacros. Hay división de opiniones sobre hasta qué punto el Politburó llegó a estar convencido de que efectivamente estaba preparándose una guerra nuclear y, por lo tanto, sobre el papel que Rupp jugó en aquellos días.  

En caso de que Moscú estuviera convencida de que Estados Unidos se preparaba para una guerra total, nunca habría sido suficiente con una sola fuente de la Stasi para hacer cambiar de opinión a la URSS. De lo que no hay debate es de que “Topaz”, su nombre en clave, ha sido, al menos por el momento, el mayor espía de la historia de la OTAN. Y de que en aquellos días mandó un aviso claro a Berlín Este: no había una guerra nuclear en marcha, al menos no por parte de la Alianza.  

Rupp llamó la atención de la Stasi durante su época de estudiante en la Universidad de Mainz, en la que era uno de los habituales participantes en las protestas. Su contacto con la agencia de inteligencia de la RDA llegó tras una de esas manifestaciones, siempre según el relato del propio agente. Tras una jornada de protestas, él y sus compañeros cenaron sopa de goulash, pero les faltaron unas pocas monedas para poder pagar la cuenta. Un tipo en la mesa de al lado les dio el dinero que les faltaba. Era un agente de la Stasi. Tras ese primer contacto, Rupp viajó a Berlín Este para entrenarse como espía y unos años después aterrizó en Bruselas. En 1977 empezó a trabajar en la OTAN, donde también trabajó su mujer, la ciudadana británica Ann Christine Bowen. Su nombre en clave era “Turquesa”. Porque ella también fue una agente de la Stasi hasta 1980. 

Durante aquellos años, Rupp fotografió unas 10.000 páginas de documentos secretos de la Alianza que iban directamente a parar a Berlín Este. Los fotografiaba primero en su casa y luego se buscaron métodos para gestionar la cantidad ingente de información a la que tenía acceso "Topaz". Muchas de esas páginas estaban clasificadas como COSMIC TOP SECRET, el más alto nivel de clasificación, como por ejemplo el documento MC 161, la Biblia de la Alianza con todo lo que sabían sobre el Pacto de Varsovia.  

Desde 1977, Rupp había ido escalando en la jerarquía de la OTAN hasta situarse en el Grupo de Inteligencia que coordinaba toda la información con la que trabajaba la Alianza. Sobre su papel durante los días de tensión de la operación Archer, Rupp explica que le pidieron información desde la HVA —el servicio de espionaje exterior de la RDA— el 9 de noviembre y que él, desde una pequeña calculadora que codificaba mensajes, explicó a Berlín Este que no había ninguna señal de que la OTAN estuviera preparándose para una guerra nuclear.  

Como para todos los agentes e informadores de la Stasi, la caída del Muro de Berlín fue el final. En 1990, mientras la agencia trataba de buscar formas de sobrevivir tras la apertura del Telón de acero y destruía todos los documentos que podía con nombres de los espías y colaboradores, que se extendían por todas las capas de la sociedad, el agente Heinz Busch desertó. Y durante sus largos interrogatorios en Múnich destapó muchas de las características de "Topaz": en qué trabajaba en la OTAN, qué información manejaba y cuál era su nombre en clave. Pero no reveló su nombre real. Y la Stasi había sido muy efectiva destruyendo documentación, concluyó Jorge Elías Castro Fernández.

 


Publicar un comentario

0 Comentarios