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Alberto Javier Luceño Cerón y Luis Ramón de Medina Abascal continúan bajo investigación en España por estafa, falsedad y blanqueo en venta de mascarillas al Ayuntamiento de Madrid


La Policía Nacional española ha registrado la vivienda y la empresa del empresario Alberto Javier Luceño Cerón, investigado en el caso mascarillas, en el marco de una pieza separada de este procedimiento que tiene como fin intervenir todas sus comunicaciones.

La entrada y registro en la vivienda y en la empresa Takamaka Invest se llevaron a cabo el pasado día 22 por un auto del magistrado que investiga el caso, dictado en el marco de una pieza secreta que abrió el pasado mes de septiembre.

El objeto de esta pieza era intervenir todas las comunicaciones del empresario, tras solicitarlo así la Fiscalía. Una vez practicados los registros el magistrado Adolfo Carretero ha levantado el secreto de la misma, detallaron fuentes jurídicas a EFE.

Hace unos meses, en mayo, el juez denegó la petición de Más Madrid para analizar las llamadas entre los empresarios imputados, varios cargos municipales y el primo del alcalde, argumentando que sería una intromisión en su intimidad obligarles a dar sus teléfonos y analizar las llamadas, que les perjudicaría de modo notorio al tener la condición de testigos y que además estas diligencias serían inútiles para averiguar el delito de estafa investigado.

En cambio el pasado 13 de septiembre el juez dictó un auto en el que decretaba la apertura de una pieza secreta para investigar las comunicaciones de Luceño, con el conocimiento únicamente de la Fiscalía, y el día 22 se produjo la entrada y registro en la casa del empresario y en su empresa. Se desconoce por el momento el contenido de la información obtenida.

Este lunes también se ha conocido un auto de la Audiencia Provincial de Madrid en el que la Sección Tercera respalda la decisión del magistrado del caso mascarillas de no imputar a Luceño un delito de alzamiento de bienes, como había pedido Podemos, que es acusación popular en la causa.

Detalla la Sala que "no existen por el momento datos reveladores de indicios de la comisión de un delito contra la Hacienda Pública cometido por parte de la mercantil Takamaka Invest SL ni por su administrador y socio único señor Luceño" ya que ese delito requiere que se cause a la hacienda pública o a la seguridad social un perjuicio, lo que aún no se ha concretado.

El otro empresario investigado, Luis Medina, sí está imputado por un delito de alzamiento de bienes, aunque el magistrado dejó abierta la puerta, el pasado mes de mayo, a levantar esa imputación cuando conste en la causa la cantidad de la herencia de su abuela que él ofreció para cubrir su fianza.

Luis Ramón de Medina Abascal, hijo del Duque de Feria y de Naty Abascal, ofreció la herencia millonaria de su abuela, la fallecida María Eugenia Fernández de Córdoba, para hacer frente a la fianza de casi 900.000 euros que le impuso el magistrado.

Medina y Luceño están investigados por los presuntos delitos de estafa, falsedad y blanqueo por cobrar 6,9 millones de dólares a través de tres contratos con el Ayuntamiento de Madrid para la venta de material sanitario, por los que el Consistorio pagó 11,9 millones.

El empresario Luis de Medina Abascal figura como administrador único en dos sociedades: una no presenta cuentas y la otra está inactiva. Tula Creative Studio, con sede en Barcelona, está dedicada a la consultoría en el ámbito de la publicidad. La empresa fue creada en 2014 y bautizada con el nombre de una perra de Medina. A día de hoy no consta actividad. 

Más recientemente, en mayo de 2020, Luis Medina creó Sextante Trade Mark, dedicada a intervenir en el comercio de productos diversos. Lo hizo dos meses después de su éxito en su intermediación para la compra de mascarillas, guantes y test de anticuerpos en la peor fase de la pandemia. Aquella nueva ocupación prometía: cuatro llamadas y un millón de euros de beneficio. Sextante Trade Mark tiene su domicilio social en la lujosa casa que su madre Naty Abascal tiene en el centro de Madrid, aunque la empleada del hogar que abre la puerta no sabe nada de empresas radicadas allí. La sociedad no presenta cuentas, reseñó Pedro Águeda en eldiario.es.

Pero Luis Medina tiene otra ocupación, aunque esta no sea sencilla de descifrar. Así lo promocionaba una suerte de representante de ‘influencers’ hace unos años: “Aristócrata, empresario y socialité, Luis es uno de los invitados VIP más reclamados en los front rows de los desfiles de todo el mundo y en las alfombras rojas de los eventos más exclusivos. En los últimos años se ha convertido en un referente para las marcas de moda masculina, debido a su poder de prescripción tanto en el mundo online como en el offline”. Una posible traducción es que Luis Medina Santana sale mucho en las revistas de papel y en publicaciones digitales

Como él mismo cuenta, la infancia de Luis Medina se desarrolló desde los ocho años en exclusivos internados. “Iba a mi casa una vez al mes. Con doce años vivía en Inglaterra y de ahí me fui a Estados Unidos”. Con quince años sufrió el escándalo que marcaría a la familia: su padre, el duque de Feria, fue condenado por tráfico de drogas y corrupción de menores en una sentencia de sórdido relato.



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