Después de cinco años de estar residenciada en Bogotá, Colombia, regresó a
Venezuela la comunicadora y exploradora de lugares turísticos.
Mailin Ávila, quién parece estar preparando su retorno al estado Anzoátegui,
donde anteriormente residía y en particular a la ciudad de Lechería.
Producto quizás de las dificultades de variada índole que afrontan en otros
países quienes emigran, Ávila anunció su regreso al estado Anzoátegui, donde
la periodista parece estar barajando nuevas oportunidades laborales, gracias a
las amistades y relaciones que allí posee quien durante años ha emulado, en su
caso, en la región oriental de Venezuela, las aventuras turísticas de la
también comunicadora social Valentina Quintero.
Ávila es egresada en Comunicación Social de la Universidad Santa María. Laboró
como periodista en el canal regional de señal abierta Televisora de Oriente
(TVO), dedicándose luego a las reseñas escritas y audiovisuales sobre temas
turísticos bajo su propia marca, denominada “Tierra de Gracia”. En Anzoátegui
algunos la recuerdan por su simpatía.
Ávila emigró a Bogotá junto a su esposo y su hijo, con quienes está de vuelta
en Venezuela. Colombia no parece ser un país fácil, laboralmente hablando,
para los extranjeros. En el terreno de la comunicación, en Colombia hay muchos
influencers locales, que cuentan con un fuerte arraigo y apoyo de los
connacionales en las redes sociales, siendo así un mercado muy
competitivo.
Para la periodista, ahora parece haber sido una mejor opción darse una nueva
oportunidad laboral en Venezuela, después de una pausa de cinco años fuera de
su tierra, para nuevamente continuar su camino en la región oriental
venezolana.
En sus primeros nuevos intentos, Ávila busca promocionar la ciudad de
Lechería, pudiera decirse que bajo la consigna de "Lechería se arregló". Pero
los problemas de esa ciudad venezolana siguen intactos. Rodeada de Barcelona y
Puerto La Cruz, al igual que estas dos últimas ciudades, Lechería no está
exenta de los problemas de inseguridad, mal funcionamiento de los servicios
públicos, mal estado de la vialidad y otras tribulaciones que afectan a
residentes y visitantes.
El despliegue promocional de la periodista ha incluido al Hotel Maremares,
localizado entre las ciudades de Lechería y Puerto La Cruz, en el que, de hace
cinco años hasta la actualidad, probablemente no ha sufrido muy grandes
transformaciones. El hotel continúa manteniendo sus jardines, pero su campo de
golf, además de haber vivido mejores épocas, ha sido transformado de un
espacio de recreación deportiva a uno de recreación comercial, con la
instalación allí de bares y establecimientos que nada tienen que ver con el
deporte.
En el último lustro, la mayor novedad del Hotel Maremares es el BBH Casino,
espacio que ha recibido la más grande atención e inversión. Sin embargo,
anteriores áreas sociales del hotel y secciones destinadas a otra utilidad,
ahora forman parte del casino.
Algo del mobiliario del hotel evidencia que ha sido refaccionado y recuperado,
pero en su mayoría, no ha sido renovado y parcialmente se trata del mobiliario
original del lugar. Lo más notable de las refacciones a la estructura física
son la pintura y algunas reparaciones de albañilería. Camas, lencería y
televisores nuevos forman parte de ese maquillaje parcial hecho al mobiliario
del hotel.
En su visita, la periodista fue alojada en habitaciones de clase económica,
usualmente incomodadas por el bullicio propio de las actividades que se
desarrollan en el hotel, localizadas cerca de la piscina. Regularmente son
habitaciones con camas dobles, poco deseadas por aquellos huéspedes que
prefieren permanecer en un espacio más cómodo y silencioso.
El hotel cuenta con habitaciones mucho más grandes y cómodas, de clase suite
presidencial, destinadas a aquellos bolsillos que puedan permitirse alojarse
en esas suites.
En todo caso, la comunicadora social, quien reside en Bogotá con su familia en
un modesto apartamento, ha dado señales de querer regresar a Venezuela en su
reciente viaje exploratorio, quizás por aquello de que "Venezuela se arregló",
intentando voltear hacia otro lado y ver otra realidad.
Profesionalmente, es meritorio el esfuerzo que continua e incansablemente
realiza Ávila desde el punto de vista comunicacional, para sacar a su familia
adelante en conjunción con su esposo, quienes, como toda pareja profesional en
edad productiva, con dos décadas de ejercicio, muy seguramente anhelen lograr
nuevos éxitos y una mejor calidad de vida.
Ciertamente, todavía hay personas que siguen creyendo en Venezuela y que han
querido invertir en el país suramericano, desarrollando iniciativas
turísticas. Algunas playas y lugares turísticos muestran también un mejor
rostro, en comparación con el que lucían hace cinco años. Pero otras
realidades, como el alto costo de la vida y la inflación continúan haciendo
mella en el bienestar de quienes viven en Venezuela, frenando además cualquier
posibilidad de atraer al turismo extranjero.
Solo los más privilegiados tienen la posibilidad de continuar en esa "burbuja"
de aparentes lujos, prosperidad y abundancia que hoy muestra Venezuela.
Aquellos viajeros que visitan las islas del Caribe neerlandés o algunos de los
países centroamericanos, tradicionalmente destinos turísticos, fácilmente
podrán notar que sigue siendo mucho más económico hacer turismo allí, en
comparación con Venezuela. ¡Así de simple sucede hoy en esa “tierra de
gracia”!
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