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¿Será que también Lechería se arregló o es otro pufo propagandístico para atraer turistas a esa "tierra de gracia" del Oriente venezolano?


Por Elizabeth Méndez | Opinión

Después de cinco años de estar residenciada en Bogotá, Colombia, regresó a Venezuela la comunicadora y exploradora de lugares turísticos.

Mailin Ávila, quién parece estar preparando su retorno al estado Anzoátegui, donde anteriormente residía y en particular a la ciudad de Lechería. 

Producto quizás de las dificultades de variada índole que afrontan en otros países quienes emigran, Ávila anunció su regreso al estado Anzoátegui, donde la periodista parece estar barajando nuevas oportunidades laborales, gracias a las amistades y relaciones que allí posee quien durante años ha emulado, en su caso, en la región oriental de Venezuela, las aventuras turísticas de la también comunicadora social Valentina Quintero. 

Ávila es egresada en Comunicación Social de la Universidad Santa María. Laboró como periodista en el canal regional de señal abierta Televisora de Oriente (TVO), dedicándose luego a las reseñas escritas y audiovisuales sobre temas turísticos bajo su propia marca, denominada “Tierra de Gracia”. En Anzoátegui algunos la recuerdan por su simpatía. 

Ávila emigró a Bogotá junto a su esposo y su hijo, con quienes está de vuelta en Venezuela. Colombia no parece ser un país fácil, laboralmente hablando, para los extranjeros. En el terreno de la comunicación, en Colombia hay muchos influencers locales, que cuentan con un fuerte arraigo y apoyo de los connacionales en las redes sociales, siendo así un mercado muy competitivo. 

Para la periodista, ahora parece haber sido una mejor opción darse una nueva oportunidad laboral en Venezuela, después de una pausa de cinco años fuera de su tierra, para nuevamente continuar su camino en la región oriental venezolana. 

En sus primeros nuevos intentos, Ávila busca promocionar la ciudad de Lechería, pudiera decirse que bajo la consigna de "Lechería se arregló". Pero los problemas de esa ciudad venezolana siguen intactos. Rodeada de Barcelona y Puerto La Cruz, al igual que estas dos últimas ciudades, Lechería no está exenta de los problemas de inseguridad, mal funcionamiento de los servicios públicos, mal estado de la vialidad y otras tribulaciones que afectan a residentes y visitantes. 

El despliegue promocional de la periodista ha incluido al Hotel Maremares, localizado entre las ciudades de Lechería y Puerto La Cruz, en el que, de hace cinco años hasta la actualidad, probablemente no ha sufrido muy grandes transformaciones. El hotel continúa manteniendo sus jardines, pero su campo de golf, además de haber vivido mejores épocas, ha sido transformado de un espacio de recreación deportiva a uno de recreación comercial, con la instalación allí de bares y establecimientos que nada tienen que ver con el deporte. 

En el último lustro, la mayor novedad del Hotel Maremares es el BBH Casino, espacio que ha recibido la más grande atención e inversión. Sin embargo, anteriores áreas sociales del hotel y secciones destinadas a otra utilidad, ahora forman parte del casino. 

Algo del mobiliario del hotel evidencia que ha sido refaccionado y recuperado, pero en su mayoría, no ha sido renovado y parcialmente se trata del mobiliario original del lugar. Lo más notable de las refacciones a la estructura física son la pintura y algunas reparaciones de albañilería. Camas, lencería y televisores nuevos forman parte de ese maquillaje parcial hecho al mobiliario del hotel. 

En su visita, la periodista fue alojada en habitaciones de clase económica, usualmente incomodadas por el bullicio propio de las actividades que se desarrollan en el hotel, localizadas cerca de la piscina. Regularmente son habitaciones con camas dobles, poco deseadas por aquellos huéspedes que prefieren permanecer en un espacio más cómodo y silencioso. 

El hotel cuenta con habitaciones mucho más grandes y cómodas, de clase suite presidencial, destinadas a aquellos bolsillos que puedan permitirse alojarse en esas suites. 

En todo caso, la comunicadora social, quien reside en Bogotá con su familia en un modesto apartamento, ha dado señales de querer regresar a Venezuela en su reciente viaje exploratorio, quizás por aquello de que "Venezuela se arregló", intentando voltear hacia otro lado y ver otra realidad.


Profesionalmente, es meritorio el esfuerzo que continua e incansablemente realiza Ávila desde el punto de vista comunicacional, para sacar a su familia adelante en conjunción con su esposo, quienes, como toda pareja profesional en edad productiva, con dos décadas de ejercicio, muy seguramente anhelen lograr nuevos éxitos y una mejor calidad de vida. 

Ciertamente, todavía hay personas que siguen creyendo en Venezuela y que han querido invertir en el país suramericano, desarrollando iniciativas turísticas. Algunas playas y lugares turísticos muestran también un mejor rostro, en comparación con el que lucían hace cinco años. Pero otras realidades, como el alto costo de la vida y la inflación continúan haciendo mella en el bienestar de quienes viven en Venezuela, frenando además cualquier posibilidad de atraer al turismo extranjero. 

Solo los más privilegiados tienen la posibilidad de continuar en esa "burbuja" de aparentes lujos, prosperidad y abundancia que hoy muestra Venezuela. Aquellos viajeros que visitan las islas del Caribe neerlandés o algunos de los países centroamericanos, tradicionalmente destinos turísticos, fácilmente podrán notar que sigue siendo mucho más económico hacer turismo allí, en comparación con Venezuela. ¡Así de simple sucede hoy en esa “tierra de gracia”! 


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