Por Haydée Riera
El Vaticano y la Iglesia Católica en general viven actualmente un momento que pudiera significar un punto de inflexión hacia el futuro.
Luego que el ahora papa emérito Benedicto XVI, quien goza de buena salud y en 2023 cumplirá 96 años de edad, renunció a su ejercicio como sumo pontífice, dando paso en 2013 a la elección de Jorge Mario Bergoglio como nuevo papa, parece haberse trazado el camino para que sus sucesores puedan decidir tomar también la decisión de jubilarse en el uso de sus facultades, durante su periodo papal.
Se debe recordar que los papas no solamente son los jefes de la Iglesia Católica, sino que también tienen el rango de jefes de Estado, en un modo de teocracia.
Desde hace meses, persisten rumores en torno a la aparente intención del papa Francisco de anunciar su retiro, dado problemas de salud que le han afectado la cadera y una pierna y que le dificultarían emprender viajes y cumplir con otras obligaciones de su agenda. Sin embargo, también se dice que eso no sucederá mientras Benedicto XVI permanezca con vida.
En caso de una posible renuncia del actual líder máximo de la Iglesia Católica, se piensa que el apoyo de Francisco pudiera depositarse sobre el cardenal jesuita filipino Luis Antonio Tagle, para que se convierta en su sucesor. Incluso algunos ven qué las actuales responsabilidades de Tagle, lo han convertido de uno otro modo en algo parecido a un papa en las sombras.
Tagle ha sido impulsor del “Vatican mall”, un centro comercial ubicado a pocos pasos de la plaza de San Pedro.
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