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Incautan más de dos toneladas y media de cocaína y un arsenal de armas de guerra tras la desarticulación en España de la banda de Carlos García Morales "El Matador"


Agentes de la Policía Nacional española, en colaboración con la Dirección de Antinarcóticos (DIRAN) de la Policía Nacional de Colombia y la agencia estadounidense HSI -Homeland Security Investigations-, han desarticulado una peligrosa y activa organización criminal narcoglobalizada.

La operación se ha saldado con la detención de 19 personas y la aprehensión de 2.600 kilogramos de cocaína y un arsenal de armas de guerra. Entre los arrestados se encuentra un histórico narco Carlos García Morales, conocido como 'El Matador', objetivo de las autoridades españolas y colombianas desde hace más de diez años.

2.000 kilogramos de cocaína fueron interceptados en aguas internacionales del Caribe cuando eran transportados en barco desde Sudamérica para su distribución en territorio español. El resto -600 kilogramos- se encontraba oculta en una nave industrial en Siero (Asturias), reseñó 20MINUTOS.

Las primeras pesquisas tuvieron lugar en el mes de enero del pasado año cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal que, compuesta por miembros de diferentes países de Sudamérica y que operaban principalmente desde Colombia, pretendía introducir en España una importante cantidad de cocaína.

Tras identificar a los miembros de la trama, los investigadores pudieron constatar que éstos se habían desplazado hasta Madrid para reunirse con un conocido narcotraficante gallego, responsable de la distribución de la droga en España.

Tras este encuentro en Madrid, los investigados planificaron el envío de dos toneladas de cocaína para finales de julio de 2022. Gracias a la cooperación internacional, la embarcación que transportaba 2.000 kilogramos de sustancia estupefaciente fue intervenida en aguas internacionales próximas al Caribe, frustrando así el propósito criminal de la organización. Durante este operativo sus cinco tripulantes fueron arrestados.

Un mes más tarde, el grupo narcotraficante preparó un segundo envío de cocaína hacia España, por lo que los agentes volvieron a detectar nuevas reuniones entre los propietarios de la droga y el narcotraficante gallego, todas ellas en España.

Finalmente, y con toda la información recabada, los investigadores procedieron a la fase de explotación de la operación en la que localizaron una nave industrial en Siero (Asturias), donde se encontraban ocultos otros 600 kilogramos de cocaína.

Hasta este lugar se había desplazado el narcotraficante gallego, en compañía de su pareja, con el objetivo de eludir la atención policial simulando un viaje familiar.

Junto a ellos también se desplazó otro individuo mexicano como fedatario de la organización. Este, por un lado, se encargaba de atestiguar que todo se realizaba según lo pactado y, por otro, realizaba labores de avanzadilla con el vehículo advirtiendo de la posible presencia policial durante el camino.

Estas tres personas fueron arrestadas junto al resto de integrantes de la red, encargados de la logística para la introducción de la cocaína en España.

Historia de un narco

La azarosa vida de este narco bien podría dar para una novela biográfica, y esta dividirse en dos tomos. El primero es el de Carlos García Morales, nacido hace 46 años en Monforte de Lemos, de padre guardia civil, y bautizado en la iglesia parroquial de Paredes, una pequeña aldea de A Limia, donde aún reside buena parte de su familia.

A una corta edad se trasladó con sus padres a un lugar más grande y con más oportunidades como es Xinzo, la cabecera comarcal, donde vivió su infancia, adolescencia y juventud, recogen los medios ourensanos. El siglo XX llega a su fin, y con él el epílogo del primer tomo, el más discreto de una biografía que hasta este punto podría ser como la de cualquier otro niño gallego de aldea, reseñó Alberto Vilas en EL PROGRESO.

El segundo capítulo, convertido en novel noir, arranca con un Carlos ya veinteañero y emigrado al otro lado del Atlántico, en Colombia. Había cruzado el charco en busca de una vida más próspera, pero por carambolas del destino, más o menos buscadas, acabó codeándose con lo más granado de los cárteles locales de la droga. Tratando de tú a tú a peligrosos traficantes que presumen sin pudor —más bien por boca de sus lacayos— de si han decapitado a un tipo o torturado a aquel otro.

EL MATADOR. Inmerso de lleno en esta turbia espiral mafiosa, a Carlos le pusieron unas esposas por primera vez en 2011. El cargo era obvio: tráfico de estupefacientes. Pero para entonces ya no era Carlos, sino El Matador, un apodo que, si bien hace tragar saliva, no hay constancia de que obedezca a lo que propiamente indica.

También para entonces, su vida estaba ya muy lejos de la aldea de su infancia en A Limia: vivía en un suntuoso chalé con seguridad privada en Medellín, con unos guardias que no pudieron evitar su primer arresto. Tenía 35 años y llevaba una vida de lujos y de dinero que duraba poco en sus manos. Lo extraditaron a España ese mismo 2011 y, tras una estancia en prisión, se mudó a otro chalé, este más discreto en Pereiro, pero todo un palacio comparado con la celda que habitará ahora, tras caer con 2.600 kilos de coca y serle incautado un auténtico arsenal.



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