Por Enrique Toledo | Opinión
Luego de causar un revuelo en las redes, Fabricio Mejías, líder sindical y exjefe de campaña del alcalde de Puerto La Cruz Nelson Moreno, parece que lo "pensó" mejor y decidió que no valía la pena continuar rivalizando ni polemizando con su antiguo pupilo, porque más nunca volvió a hacer pública alguna denuncia sobre los graves hechos de corrupción que según aseguró, estaban ocurriendo en la Alcaldía de Sotillo, y de los cuales dijo poseer pruebas irrefutables que presentaría ante el Ministerio Público, y que implicaban la participación del propio alcalde, así como de algunos miembros de su entorno familiar.
Traemos esto a colación ya que nos han hecho llegar la información de que en una reunión con la estructura más cerrada, su anillo más cercano, alguien preguntó al Alcalde qué era de la vida del Sr. Fabricio, a lo que este respondió: aunque estoy convencido de que ese muchacho no está del todo bien de la cabeza, preferí comisionar a Toñito (su sobrino contratista y testaferro de más del 90 % de las contrataciones de obras con la alcaldía) para que se encargara de "neutralizarlo", ya que en cierta forma nos hizo un poco de daño; sus denuncias locas llegaron a oídos de altas autoridades del partido, pero Toño se encargó de resolverlo.
Ciertamente en la comunicación no nos explican cómo Toñito pudo resolver el asunto, cómo lo neutralizó; seguramente con "argumentos" altamente persuasivos pero muy efectivos a decir verdad, los cuales motivaron al Sr. Fabricio Mejías a dejar las cosas como estaban y no complicarse más la vida.
El asunto de todo esto, según nuestra fuente, es que el Sr. Mejías dejó a varios de sus seguidores guindando y ahora enfrentados a la furia del alcalde. Bien dice el dicho... Así paga el diablo a quien bien le sirve.
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