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El tortuoso camino hacia la santidad del beato venezolano José Gregorio Hernández y los múltiples anuncios del cardenal Baltazar Porras que mantienen a la feligresía entre la esperanza y la desilusión


Por Haydée Riera

La figura venerable de José Gregorio Hernández, conocido por su altruismo y devoción en Venezuela, se encuentra en el umbral de la santidad. Sin embargo, las recientes declaraciones del cardenal Baltazar Porras han rodeado de incertidumbre el proceso de canonización, al proporcionar distintas fechas que han oscilado entre los años 2023 y 2025, como tentativas para que el Vaticano se pronuncie al respecto, generando inquietudes y expectativas en la feligresía católica.

Desde el año 2022, el Arzobispo de Caracas, cardenal Baltazar Porras, ha alimentado las esperanzas de los devotos con declaraciones que sugieren que el "Médico de los Pobres" podría ser canonizado en un futuro cercano, de tan solo meses. A pesar de la veneración que despierta la figura de José Gregorio Hernández, el proceso ha estado marcado por la controversia debido a la selección del supuesto beneficiario para la presentación del segundo milagro necesario para su canonización.

La identidad del beneficiario, un venezolano actualmente encarcelado en una granja de control federal tras ser detenido en Filadelfia a finales de 2023, no ha sido revelada por la Iglesia. Este individuo ha admitido su culpabilidad en un caso de corrupción y lavado de dinero vinculado a la empresa estatal Pdvsa en el año 2020, situación que ha generado dudas sobre la pertinencia de su elección como testimonio del milagro atribuido a Hernández y ha puesto en cuestionamiento la imagen del beato y su proceso de canonización.

En julio de 2022, asegurando que el proceso podía tardar entre seis meses y un año, el cardenal Porras detalló los meticulosos pasos que conllevaban la etapa previa a la canonización, explicando la necesidad de un segundo milagro tras la beatificación y el análisis exhaustivo por parte de diversas comisiones eclesiásticas. Reveló la elección de un milagro que ocurrió en Miami a un venezolano, cuya recuperación sorprendente fue atestiguada por médicos de distintas creencias, lo que en teoría debería reforzar la credibilidad del caso.

A mediados del año 2023, el cardenal mantuvo a la feligresía informada sobre el avance del estudio médico del segundo milagro, remarcando la complejidad y el detalle requeridos en estos procesos. La expectativa fue alimentada por la posibilidad de que la canonización ocurriera antes del Jubileo de 2025, como mencionó el cardenal en agosto de 2023, Jubileo donde el Papa planea realizar varias canonizaciones. Sin embargo, Porras dejó abierta la posibilidad de que la canonización se anunciará a finales de 2023.

Esperanzas y desilusiones: los anuncios de Baltazar Porras

La fecha de la tan ansiada canonización, sin embargo, se ha ido desplazando en el tiempo. A comienzos de 2024, desde el estado Guárico, el cardenal Porras comunicó que la iglesia venezolana aguardaba con "gran esperanza" la confirmación del milagro que permitiría avanzar en el proceso. Esta declaración se sumaba a la expresión de afecto del papa Francisco hacia el "Médico de los pobres", a quien había nombrado co-patrono de la Cátedra de la paz, refiriéndose a Hernández como un santo relevante para el presente y futuro.


A pesar de que en febrero de 2023 el cardenal esperaba que para finales de ese año se pudiera tener el decreto de canonización de José Gregorio Hernández, a la fecha no se ha materializado tal evento y el cardenal ha reconocido que pudiera ser en el año 2025 cuando el Vaticano finalmente se pronuncie, mientras los fieles siguen aguardando con fe la resolución de un proceso que ha probado ser más laberíntico y polémico de lo que se podría haber anticipado.

La prudencia y la paciencia se ponen a prueba en la comunidad católica venezolana con cada anuncio del cardenal Baltazar Porras. La secuencia de fechas que ha proporcionado por momentos ha insuflado optimismo, pero también ha sembrado dudas y ha llevado a cuestionamientos que van más allá de la fe, adentrándose en el terreno de la ética y la moral religiosa.

La elección del beneficiario del segundo milagro ha suscitado particular escrutinio. La imagen de José Gregorio Hernández, una figura emblemática de la caridad y la medicina, se ve confrontada con la realidad de un preso condenado por delitos graves. Este contraste ha generado interrogantes sobre si la canonización del beato debería estar influenciada por la vida del receptor del milagro, y si el proceso eclesiástico ha sido empañado como consecuencia.

La santidad de José Gregorio Hernández no se ve cuestionada; sin embargo, la idoneidad de la figura seleccionada como emisario de su milagro por parte de la Iglesia Católica venezolana pone en entredicho la integridad del proceso de canonización. Los fieles y observadores se preguntan si la controversia en torno al segundo milagro podría afectar la veneración y el legado del beato a largo plazo.

La espera continúa: el proceso de canonización en el limbo

Mientras tanto, el proceso canónico avanza a su propio ritmo. En sus declaraciones, el cardenal Porras ha mencionado la rigurosidad y la necesidad de seguir los protocolos establecidos por el Vaticano. Desde la presentación de innumerables favores y milagros alrededor del mundo, hasta la selección de un único acontecimiento milagroso para ser analizado por un comité de expertos, la senda hacia la canonización de José Gregorio Hernández se revela compleja y llena de obstáculos burocráticos.

El fervor por José Gregorio Hernández trasciende fronteras, impulsado por los venezolanos en la diáspora, y se ha manifestado en una devoción que abarca diversas culturas y países. Este fenómeno global contrasta con la lentitud del proceso de canonización, que parece avanzar al compás de un reloj eclesiástico cuyas agujas se mueven con una cadencia que desafía la ansiedad y la esperanza de sus devotos.

La comunidad católica, tanto en Venezuela como en el extranjero, aguarda con la fe que caracteriza su espíritu, anhelando que la luz verde para la canonización de José Gregorio Hernández ilumine el camino en el transcurso de este año o del próximo. La conexión espiritual con el beato se mantiene incólume, y su legado de amor y servicio al prójimo sigue siendo un faro de esperanza en tiempos de incertidumbre.



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