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¿Qué sucederá con Bancamiga en Venezuela tras el arresto de Tareck El Aissami y Samark López Bello: los nexos que relacionan a ambos detenidos con el banco


Por Haydée Riera

El martes 9 de abril de 2024, un golpe certero fue asestado contra una trama de corrupción que habría socavado los cimientos de la economía venezolana. En una operación sorpresiva, las autoridades de Venezuela, lograron la detención del exministro de Petróleo, Tareck El Aissami, junto con sus presuntos cómplices, el exministro de Finanzas Simón Zerpa y el empresario Samark López Bello. Los tres fueron aprehendidos por la Policía Nacional contra la Corrupción, mientras se encontraban reunidos en la residencia de El Aissami, ubicada en el emblemático Fuerte Tiuna de Caracas.


Samark López tras su arresto practicado por la Policía Nacional contra la Corrupción

La caída de este clan, otrora intocable, marca un giro dramático en el escándalo conocido como "Pdvsa-Cripto", en el que empresarios y funcionarios de la estatal petrolera habrían perpetrado un vasto saqueo de cargamentos de crudo, apropiándose de ellos sin pagar un centavo al Estado venezolano. Las operaciones comerciales habrían involucrado el uso de criptomonedas, una maniobra que habría permitido encubrir los movimientos financieros ilícitos.

El Fiscal General de la República, Tarek William Saab, anunció las detenciones, acusando al trío de integrar una millonaria banda de corrupción. El paradero de El Aissami había sido un misterio durante un año entero, después de que renunció a su cargo ministerial para supuestamente colaborar con las investigaciones. Sin embargo, su captura sorpresiva ha puesto fin a su fuga y lo enfrenta a un proceso judicial de proporciones colosales.


Tareck El Aissami tras su arresto practicado por la Policía Nacional contra la Corrupción

La detención de estos presuntos cabecillas del entramado delictivo representa un duro golpe contra la corrupción en las altas esferas del poder venezolano. El Aissami, quien alguna vez fue considerado un intocable dentro del Gobierno chavista, ha caído en desgracia, acusado de orquestar una trama que habría comprometido la integridad económica de la nación.

Revelaciones sobre la estructura delictiva de Tareck El Aissami

En un escándalo de proporciones mayúsculas que ha sacudido los cimientos del poder en Venezuela, las autoridades han destapado una vasta trama de corrupción encabezada por el exministro de Petróleo, Tareck El Aissami, cuyo objetivo siniestro era nada menos que provocar la implosión de la economía nacional y destruir la moneda venezolana. Este entramado delictivo, orquestado con la complicidad del exministro de Finanzas Simón Zerpa, se valió de un banco digital como plataforma operativa para ejercer una presión sistemática al alza sobre el dólar paralelo.


Según las revelaciones del Fiscal General, Tarek William Saab, al informar sobre la captura de El Aissami, Zerpa y su presunto cómplice, el empresario Samark López Bello, al menos cinco testigos clave han develado la participación directa de este trío en un esquema de corrupción digital. En esta trama espuria estaban involucradas tres instituciones estatales que estuvieron bajo el control de El Aissami y sus secuaces: Petróleos de Venezuela (PDVSA), la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (SUNACRIP) y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).

Esta maquinación, lejos de limitarse a un simple saqueo, tenía como objetivo primordial desestabilizar los cimientos de la economía venezolana, socavando la integridad de su moneda a través de una operación financiera clandestina que presionaba al alza la cotización del dólar paralelo. Para ello, se sirvieron de un banco digital que operaba como pivote financiero entre el efectivo, las cuentas digitales y las criptomonedas, un engranaje perfecto para especular con la venta de crudo en el mercado offshore y así erosionar la moneda nacional.

La telaraña delictiva urdida por El Aissami y sus cómplices no solo involucraba a funcionarios corruptos de alto rango, sino que también se extendía a empresarios inescrupulosos, "banqueros" deshonestos y agentes foráneos del eje Miami-Washington. Se trataba, en esencia, de una auténtica conspiración cuyo objetivo último era lesionar de manera irreparable la economía nacional.

Esta revelación ha puesto al descubierto una estructura criminal, cuyo alcance y ramificaciones aún están siendo investigadas a fondo.

Vínculos de Samark López y el banco digital Bancamiga

En el intrincado entramado de corrupción que involucra al exministro Tareck El Aissami y su cómplice Simón Zerpa, un actor clave ha emergido como el presunto operador financiero de las maquinaciones: el empresario Samark José López Bello y su supuesto banco, Bancamiga. Aunque las autoridades no han revelado abiertamente esta conexión, las evidencias apuntan a que esta entidad financiera fue utilizada como plataforma para canalizar los flujos ilícitos y ejercer presión sobre el dólar paralelo.

Según la plataforma de periodismo de investigación La Tabla, el vínculo entre López Bello y Bancamiga quedó evidenciado el 21 de mayo de 2021, cuando el contador chileno Ariel Martínez Coujíl asumió la presidencia ejecutiva de la institución. Martínez, reconocido como hombre de confianza de Samark López, había sido previamente socio de éste y de los hermanos Enrique y José Esteban Chacín Bello, primos de Samark López Bello, en empresas offshore como Venemutuo (Panamá) y Statera (España), según revelaciones periodísticas previas.


Ariel Martínez Coujíl

Pero los tentáculos de esta trama se extienden aún más lejos. Martínez también fue socio fundador de Audi-Con, la firma contable de Fernando Albán, el concejal opositor cuyo trágico fallecimiento en 2018 generó una ola de indignación y conjeturas. Esta misma firma habría sido utilizada por el exdiputado opositor Julio Borges para efectuar pagos relacionados con el intento de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro ese mismo año.

Aunque Bancamiga ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, contrastando con la recesión que ha afectado al sector financiero venezolano, las autoridades del banco y el propio Samark López han negado enfáticamente cualquier vínculo entre ellos. No obstante, las sospechas persisten, alimentadas por las diversas evidencias que apuntan a una conexión más profunda entre el cuestionado empresario y la entidad bancaria.

Según los indicios, los hermanos Carmelo, Levin, Horacio y Daniel De Grazia figuran como propietarios legales de Bancamiga, pero las sospechas apuntan a que el verdadero dueño podría ser el propio Samark López, actuando en complicidad con Tareck El Aissami. Esta presunción cobra mayor fuerza a la luz de las revelaciones sobre el esquema de corrupción digital en el que ambos habrían estado involucrados.

Carmelo, Levin y Horacio De Grazia

En el centro del escándalo de corrupción que ha sacudido al régimen venezolano, una interrogante clave emerge: ¿quiénes son los verdaderos dueños del banco digital Bancamiga, presuntamente utilizado como plataforma financiera para canalizar los fondos ilícitos? Aunque en los registros oficiales los hermanos Carmelo, Daniel y Levin De Grazia figuran como los propietarios, una serie de evidencias apuntan hacia una realidad distinta y mucho más sombría.

Según las sospechas que han salido a la luz, el cuestionado empresario Samark José López Bello y el exministro Tareck El Aissami podrían ser los verdaderos dueños de Bancamiga, operando en las sombras a través de testaferros y estructuras corporativas opacas. Esta presunción se ve reforzada por los estrechos vínculos que unen a López Bello con altos ejecutivos del banco, como el presidente Ariel Martínez Coujíl.

Las autoridades se enfrentan al desafío de desenredar esta madeja de conexiones y determinar de manera concluyente quiénes son los verdaderos beneficiarios finales detrás de Bancamiga.


Las sanciones de la OFAC contra los presuntos cabecillas

Un elemento clave que no puede pasar desapercibido en este escándalo de corrupción de proporciones épicas es el papel que jugaron las sanciones impuestas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Estas medidas punitivas, aplicadas en febrero de 2017, apuntaron directamente a dos de los presuntos cabecillas de la trama: Tareck El Aissami y Samark José López Bello.

En el caso de El Aissami, quien en ese entonces fungía como vicepresidente de Venezuela, las sanciones de la OFAC lo señalaron como presunto facilitador del narcotráfico internacional. Por su parte, López Bello fue retratado como un "testaferro" de El Aissami, acusado de participar en operaciones de lavado de dinero y corrupción.

Estas sanciones representaron un punto de inflexión en los destinos de ambos individuos. Mientras que el emporio empresarial de López Bello comenzó a derrumbarse en diversas jurisdicciones, el banco digital Bancamiga, presuntamente vinculado a él, inició un ascenso meteórico que la llevaría a ostentar las mayores tasas de crecimiento del sector financiero venezolano en los últimos años.

Esta divergencia de trayectorias, aparentemente contradictoria, ha alimentado las sospechas de que Bancamiga podría haber sido utilizada como una plataforma para encubrir las operaciones ilícitas de López Bello y El Aissami, desafiando las sanciones impuestas por Washington.

Lejos de ser un detalle menor, estas medidas punitivas de la OFAC representan un elemento crucial en la trama, ya que su imposición coincidió con el presunto giro hacia actividades delictivas aún más sofisticadas por parte de los acusados.

La sociedad venezolana aguarda con expectativa la resolución de este caso, esperando que se haga justicia y se recuperen los recursos malversados en beneficio del pueblo.



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