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Arresto de Erik Roveta en Grecia saca a flote posible blanqueo de la trama Pdvsa-Cripto en la Domus Art Gallery, la galería de su esposa Glenda Lorenzani


Por Haydée Riera

En las profundidades del barrio ateniense de Vari, donde las calles rezuman la calma de la periferia, una galería de arte emergió como un oasis cultural en una mansión que esconde más que simples lienzos y esculturas. Se trata de la Domus Art Gallery, un espacio inaugurado en 2019 por la romana Glenda Lorenzani, esposa del empresario italiano Erik Roveta, quien ha sido señalado como uno de los cerebros detrás de una vasta estafa al apropiarse de cargamentos de petróleo venezolano.


La tranquila mañana del viernes 29 de marzo, las apacibles calles de Vari, un suburbio ateniense, fueron sacudidas por un operativo policial. Erik Roveta, a menudo identificado por la prensa como Erick Roveta, Erick Robeta, Eric Roveta o Eric Rowetta, un ciudadano italiano de 47 años, fue detenido por agentes de la Subdirección de Archivos y Registros de Identidad de la Dirección de Seguridad de la periferia ateniense de Ática, tras una orden de arresto internacional emitida por las autoridades venezolanas. Su delito: un fraude relacionado con el tráfico de petróleo en América Latina valorado en la asombrosa cifra de 21 mil millones de dólares.


Erik Roveta

El arresto de Roveta ha sido acto seguido a una existencia de lujos y excesos en paralelo a sus negocios ilícitos. Vivía en una lujosa villa en Varquiza, un exclusivo vecindario de Ática, y paseaba por las calles a bordo de superdeportivos, descapotables, jeeps y limusinas, todo ello mientras operaba una compleja estafa petrolera que involucraba a cargamentos de crudo de Pdvsa, la petrolera estatal venezolana, en un caso que ha sido bautizado por la justicia en Venezuela como Pdvsa-Cripto.

Una galería de arte, un telón de humo perfecto

La investigación reveló que Erik Roveta y sus socios, el también italiano Alessandro Bazzoni y el mexicano Joaquín Leal Jiménez, contrataron alrededor de 2020 a Roveta como administrador y operador de los buques necesarios para una estafa centrada en la apropiación ilegal de cargamentos de crudo venezolano.

Pero Roveta, triatlonista y amante de las bicicletas, no era un simple peón en este intrincado entramado delictivo. A través de sus empresas Sernavimar SRL y Axione Chartering OU, fungía como broker y gerente técnico, desempeñando un papel clave en las operaciones ilegales que se extendieron al menos desde 2020 hasta 2022.


En paralelo a estas actividades delictivas, la esposa de Roveta, la romana Glenda Lorenzani, inauguró en 2019 la Domus Art Gallery, una galería de arte instalada en el sótano de su lujosa mansión en Vari. Lo que inicialmente parecía ser una pasión por el arte, pronto se convirtió en un intrincado entramado de exposiciones y ventas de obras que podrían haber servido como fachada para el lavado de dinero proveniente de los negocios ilegales de Roveta.


Glenda Lorenzani, esposa de Erik Roveta, en la Domus Art Gallery, en su mansión en Atenas

Glenda Lorenzani, esposa de Erik Roveta, en la Domus Art Gallery, en su mansión en Atenas






La sospecha de que la galería de arte pudo haber sido un vehículo para el lavado de dinero surge de su coincidencia temporal con las actividades fraudulentas de Roveta. La colección de la galería, que inicialmente contaba con unas pocas piezas, fue creciendo hasta albergar obras de mayor valor y de distintos artistas, lo que plantea interrogantes sobre el financiamiento de tan intensa actividad. Fotografías disponibles desde su apertura hasta la actualidad dan testimonio de la evolución de su inventario artístico, que comprende desde pinturas hasta esculturas.



Una colección en constante crecimiento


Las fotografías de la galería muestran cómo, año tras año, la colección de obras fue creciendo, pasando de unas pocas piezas a una impresionante variedad de pinturas y esculturas de artistas como el ruso Petr Shevchenko, Marjan Fahimi, Vittoria Panunzi, Nikos Mikroulis, Luisa Valeriani, Florence Vacher, Yuriko Damiani y Tania Welz, entre otros.


Lorenzani, actuando como galerista, anfitriona y mecenas junto a su marido, recibía a los invitados y artistas expositores en su mansión, mientras su curadora, Giulia Coccia, gestionaba los eventos. En algunos casos, parte de los ingresos de las ventas se destinaron a la organización WeWorld, para ayudar en Ucrania, en medio de la guerra. La ONG WeWorld trabaja por los derechos de las mujeres, las niñas y los niños en 27 países del mundo, incluido Italia, en donde tiene su sede.













Incluso el propio Roveta hacía acto de presencia en la galería, atendiendo a los visitantes, en lo que parecía ser un esfuerzo por mantener las apariencias de una vida acomodada y legítima.

En el centro, al lado derecho de la escultura y de zapatos azules, el empresario Erik Roveta

Conexiones peligrosas

Las fotografías también revelan los vínculos de Roveta con el mundo marítimo, mostrándolo celebrando la Navidad en compañía de un empresario naviero turco vinculado a la compañía Borachart Ship Chartering Co Ltd. Esta conexión refuerza la sospecha de que algunos de los invitados y clientes de la galería estaban relacionados con el negocio marítimo, el mismo en el que Roveta operaba su estafa petrolera.


Erik Roveta (derecha), a su lado un empresario turco del mundo naviero y a la izquierda de la fotografía el artista ruso Petr Shevchenko, en la Domus Art Gallery, durante la época navideña de 2019

A pesar de las apariencias de normalidad, la vida de lujos de Roveta ha dado un vuelco. Su detención el viernes 29 de marzo de 2024 pudiera marcar el final de una era de excesos y engaños, dejando al descubierto la verdadera naturaleza de sus actividades y la posible participación de su galería de arte en el lavado de los millones obtenidos ilegalmente. De momento, no obstante, no se conoce que las autoridades griegas investiguen al italiano y a su esposa por lavado de dinero, aunque persisten las sospechas en torno a ello.

El artero modus operandi

La aprehensión de Roveta tuvo lugar en la exclusiva zona de la Avenida Poseidón, donde el sospechoso residía con su familia en una lujosa villa, disfrutando de un tren de vida ostentoso con vehículos de alta gama que no pasaron desapercibidos para la comunidad local.

De acuerdo con la orden de detención internacional emitida por la INTERPOL, la organización criminal liderada por Roveta adquiría "dispositivos de retransmisión satelital e identificación de barcos varados en puertos asiáticos". Estos dispositivos eran colocados en los buques cisterna de su propiedad, los cuales, bajo "la apariencia de compañías navieras legítimas", cargaban productos petrolíferos en puertos latinoamericanos, especialmente venezolanos.

Una vez en alta mar, los implicados desactivaban estos sistemas de rastreo, logrando así "engañar a los fletadores" y apropiarse de la valiosa carga. Reportes indican que los transpondedores y equipos de identificación utilizados provenían de embarcaciones desmanteladas en puertos de India y Pakistán.

Un entramado de complicidades

Aunque Roveta presuntamente ocupaba el tercer lugar en la jerarquía del grupo delictivo, cuyo líder era supuestamente el empresario Alessandro Bazzoni (sancionado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y prófugo de la justicia venezolana), el abogado y amigo de Roveta, Yiannis Marakakis, ha defendido al italiano capturado en Atenas, alegando que su cliente solo era un "gestor de tarifas" o intermediario. Marakakis aseguró que Roveta ya había sido detenido anteriormente en Dubái por el mismo caso, pero fue liberado tras un juicio.

No obstante, las autoridades han logrado reunir pruebas contundentes que vinculan a Roveta con Joaquín Leal Jiménez, actualmente prófugo de la justicia, y Alessandro Bazzoni, como responsables de una trama de desfalco a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) por más de 21 mil millones de dólares entre 2020 y 2022.

Cabe destacar que este no es el primer encontronazo legal que ha enfrentado Erik Roveta en Grecia, en relación con estos hechos. Según los reportes, el empresario italiano había sido detenido en 2023 por las mismas acusaciones, pero fue puesto en libertad debido a que la información enviada por las autoridades venezolanas era incompleta.

Una lucrativa estafa de alcance internacional

La red criminal operaba a gran escala, utilizando ardides tecnológicos para evadir los controles y apropiarse de valiosos cargamentos de petróleo y derivados. Según las investigaciones, Roveta se benefició del entramado bancario suizo, específicamente de la plataforma MBaer Merchant Bank, propiedad de Micheal Baer, ex director del banco Julius Baer.

El italiano Erik Roveta se enfrenta ahora a cargos por "circulación y comercio ilegal de recursos y materiales estratégicos", "organización delictiva" y "contrabando agravado" en Venezuela, donde la trama causó daños económicos que ascienden a varios miles de millones de dólares.



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